En el centenario de su nacimiento, a propuesta del Ateneo Obrero y de la familia del gran actor y barítono asturiano Antonio Medio, el Ayuntamiento de Gijón pone su nombre a los Jardines existentes en la avenida de la Costa, entre las calles Palencia y Domingo García. Unos jardines que hoy reciben la visita oficial de las autoridades (a las 12.00 horas) en un acto en el que se recordará la figura del actor.

Sin lugar a dudas Antonio Medio (Gijón, 1911-1977) es el asturiano que, en los escenarios españoles, logró las mayores cotas de popularidad y éxito. En la década de los cuarenta y los cincuenta, su nombre se impuso a otros cantantes ya veteranos como Marcos Redondo, Eladio Cuevas o Fernando Heras. Con algunos de ellos formó compañía, llegando a ser su empresario. Para «El Barítono de la Voz de hierro» -sobrenombre con el que se conocía a Antonio Medio en toda España-, escribieron autores como Fernández Shaw, Felipe Seoane, Serrano Anguita, Carreño, Lozano y maestros como Romo, Guerrero, o Sorozabal.

De este último compositor, estrenó «De Sevilla a Triana», «La eterna canción», o «Don Manolito», que junto a «Black el Payaso», significaron todo un hito en la zarzuela de posguerra, por haber constituido ambas uno de los mayores éxitos del género, artísticos y de público, a pesar de ser boicoteadas por la prensa silenciando los estrenos y las posteriores representaciones. A Pablo Sorozabal se le consideraba un «desafecto» al régimen franquista. La policía llegó a tomar el exterior del Teatro Reina Victoria, para intimidar al público que pese a todo, lo llenó en la tarde de su estreno en Madrid el 18 de febrero de 1943, ovacionando de pie durante más de 15 minutos al elenco con Antonio Medio a la cabeza y bajo la dirección orquestal del propio Maestro Sorozabal. Tres años después le sería otorgada la mayor distinción escénica que se le puede hacer a un actor: el Premio Nacional de Teatro en la modalidad de Lírica.

Antonio Medio fue un magnífico embajador de Asturias en general y de Gijón en especial. Donde él estaba, también estaba nuestra tierra. Eran famosas las fabadas que él mismo preparaba a las compañías en las que actuaba o de las que fue empresario y también, ante cada estreno, tal vez para suavizarles el ánimo, nunca se escapaba una buena fabada para la crítica madrileña del momento. Paseó por las más importantes emisoras de radio de Asturias sus «Viñetas en la nieblina», unas estampas líricas y evocadoras asturianas que recitaba de maravilla. Sonaron en México, Argentina, Cuba y otros países de América Latina. En el I Congreso Mundial de Sociedades Asturianas, celebrado a mediados de septiembre de 1958 en la recién inaugurada Universidad Laboral de Gijón, nuestro cantante actuó, cantó y dirigió el Gran Festival Asturiano ofrecido para la ocasión. Serían innumerables los gestos y acciones que Antonio Medio realizó a lo largo de su vida para prestigiar su tierra. Y qué decir de sus colaboraciones desinteresadas en festivales, o funciones benéficas ya desde el comienzo de su carrera en los años 30, con Los Farapepes y la Compañía Asturiana de Comedias entregando la recaudación de la función a obreros en huelga, a presos sociales, a la biblioteca de algún Ateneo o centro de Cultura e Higiene. Cuando el éxito le acompañó, lejos de endiosarse alejándose de los suyos, siguió apoyando a todo el que se lo solicitaba. Son muy numerosas las muestras de agradecimiento que recibió a lo largo de toda su vida, al realizar funciones o festivales a favor del Sporting de Gijón, Hogar de San José, Asociación de la Prensa Asturiana, Sociedad Gijonesa de Caridad, Peña Taurina de Gijón, o al colegio Corazón de María en el que estudiaba su hijo...

Tampoco sus éxitos nacionales le impidieron soñar con la creación de una compañía en Asturias, con profesionales de aquí y un repertorio que pusiese en valor las características de su tierra y su gente. A base de muchos esfuerzos, de renuncias y, al final, a costa de su propio dinero, consiguió formar en 1949, la Compañía de Arte Asturiano con los mejores «elementos locales». Tras el fracaso económico y algunos problemas de salud, se ve forzado a buscar otros horizontes en América Latina, en donde pasará cuatro años terribles, comprobando en sus carnes como la colonia asturiana de ultramar estaba de espaldas a sus orígenes y sin el menor interés en sus señas de identidad. La capacidad de lucha y superación de nuestro actor quedarían demostradas a su vuelta de América, formando compañía a los pocos meses.

Antonio Medio grabó numerosos discos de zarzuelas, constituyéndose alguno de sus temas en un «hit-parade» de su época, como «Las Campanas de Madrid», «Un día de primavera», con música del maestro Jesús Romo y libreto de los hermanos Fernández Shaw, que fue estrenada en el Teatro Calderón de Madrid, del que llegó a ser empresario. Otras compañías propias o compartiendo titularidad, serían la Cía. Lírica de Antonio Medio y Pepita Embil (la madre de Plácido Domingo); la Cía. Ases Líricos; la Cía. Lírica de Antonio Medio y Eladio Cuevas..., y otras en las que fue Primer Barítono y Actor, como en la Cía. Lírica de Cifesa, o la Cía. de Celia Gámez.

Innumerables programas de aquella radio con músicas y canciones en directo; intervenciones en la novísima TV, tanto en América como en España; y también algo de cine. Participó en un par de películas de la productora Asturias Films de Jesús Rubiera: «Jandro», en la que hace un pequeño papel (Catedrático de un Tribunal) y «El puente de la paz», una película coral con guión de Pedro Masó y en la que Medio tiene un mayor protagonismo. Xan das Bolas, Alfredo Landa, José Luis Ozores, Elisa Montes y María Isbert, serían algunos de los actores y actrices que participaron con él en el film.

Sus notables actitudes de actor le permitieron trabajar en funciones teatrales formando parte de la Compañía de Mary Carrillo y desarrollando él mismo iniciativas como fueron el montaje y exhibición por buena parte de la geografía nacional del monólogo «Bandera Negra» de Horacio Ruiz de la Fuente. La obra, de una gran carga dramática, fue estrenada en España a primeros de la década de los sesenta por Antonio Medio. Una denuncia contra la pena de muerte, sin especificar país o sociedad, que estuvo prohibida por la censura franquista. Después de estrenar la revista «Aprendiz de marido» y dar unas docenas de funciones con la Cía. de Manuel Paso, con Lina Morgan, Quique Camoiras y Ángela Boenni, vuelve a Asturias, de donde ya no se irá.

En esa época, Antonio Medio se iba resintiendo de forma especial de sus padecimientos. Se le iba marchitando la ilusión y acabando su fuerza. La muerte de Matilde, el 10 de julio de 1977, su compañera desde hacía más de 40 años, le produjo una pena insuperable. A poco más de un mes, el 30 de agosto de 1977, murió nuestro actor y cantante a los 66 años. Recuperar hoy su figura es una acto de justicia.