Confieso, sin rubor alguno, que me gustaba cómo llevó RTVE el abuelo del hijo de Joaquín Sabina. Hubo en su designación un razonable consenso (cosa rara entre los actuales políticos). Por razones estrictamente personales, don Alberto Oliart se ha visto obligado a dimitir, dejando a RTVE acéfala. Sin cabeza, que es lo mismo que presidente rotatorio mensualmente entre los once consejeros. Esta situación crea un evidente vacío de poder, pues las posibilidades de que PSOE y PP se pongan de cuerdo es impensable.

El ente va a resultar algo caótico, pues lo que un presidente (interino) propicie será ninguneado por el siguiente presi (también interino).

Es ésta otra chapuza de los actuales políticos que carecen de instrumentos legales para solucionar tan anómala situación. Conocida es la escasa creatividad de la fauna televisiva, incapaz de salir de la «telebasura» plagada de «culebrones» y de repetidísimos programas como «Madrileños pro el mundo», «Catalanes en el más allá», «Andaluces lejos de casa», «Riojanos que viven fuera» y «Gallegos con morriña», etcétera, etcétera, etcétera.

Y, tratando estos temas, me gustaría saber qué futuro inmediato espera a las emisoras de radio y «tele» del Principado de Asturias.

¿Se van a privatizar? ¿Quedarán de botafumeiro del nuevo equipo autonómico? Quien lo pueda saber que, por favor, lo diga.