La cumbre de Durban (Sudáfrica) me recuerda aquella canción infantil que todos los mayores conocemos: «Un esquiador subió a un monte, y qué creéis que vio; después de un monte otro monte igual que el anterior». La próxima cumbre energética se programa para 2015, y la siguiente, para después de 2020. Sin prisas. Como sin duda ustedes ya saben, las negociaciones de Durban pretenden renovar, y los ingenuos pensábamos que también equilibrar, los acuerdos de Kioto, dentro de la Convención de la ONU sobre el Cambio Climático.

Recordarán también la alarmista y curiosa prédica del senador americano Al Gore en Europa, sobre los peligros de las emisiones de CO2, y sus consecuencias en el incremento de la temperatura de la Tierra en más de 2 ºC. Evidentemente, malo para unos países y bueno para otros. Se habló también entonces de las generosas emisiones del avión privado del senador, y de las más preocupantes causadas por el cobalto hexavalente de algunas de sus empresas, lo que puede ser más o menos discutible. Lo que sin duda no se puede cuestionar es que «ab initio» USA, China e India no suscribieron los acuerdos de Kioto, pero quedaron encantados de que los demás presentes firmaran, comprometiéndose a admitir las sanciones correspondientes por incumplimiento.

Ahora, pásmense ustedes: Rusia, Japón y Canadá retiran sus firmas del acuerdo de Kioto y se bajan en marcha, con lo que los países más contaminantes del mundo -concretamente, causantes del 85 por ciento de la polución industrial por CO2- escurren el bulto de las emisiones.

El actual presidente norteamericano está satisfecho de que las naciones de la Unión Europea (UE) sigan cumpliendo con Kioto, al menos hasta 2015. Él prevé que después del 2020, es decir, «sine die» y jubilado, se diseñará un nuevo marco legal que obligue a todos. ¡Magnífico!

Entre tanto, USA, China, India, y demás despabilados proyectan ya dotarse de nuevas centrales nucleares que les aseguren energía barata a partir de la fisión de uranio o de torio, en reactores de cuarta generación.

La UE debe cumplir escrupulosamente sus compromisos políticos, pero Mr. Obama no cumple los suyos: cierre de la prisión de Guantánamo y gratuidad general de la asistencia sanitaria. Las agencias de «rating» sancionan las gestiones económicas de Europa a todos los niveles -estados, regiones, bancos, y quién sabe si llegarán a las parroquias- empleando su olfato como criterio, pero USA no paga su deuda a China, y reiteradamente solicita la revaluación del yuan.

Por otra parte, comprender la eficiencia de la energía nuclear está al alcance de los niños de la escuela. Un kilo de U-235 equivale energéticamente a 2.500 toneladas de carbón. La diferencia de los gastos de transporte de ambos combustibles son evidentes. Las nucleares no producen CO2. Las referidas toneladas de carbón sí, consumen al quemarse 7.000 toneladas de oxígeno, y polucionan 35.000 toneladas de aire (referencia para incrédulos: E. Lalou, «L'énergie nucléaire»).

Ciertamente, hemos de reconocer que hay procesos que permiten separar el CO2 producido por combustión. De acuerdo, sí; pero al precio de 25 dólares por tonelada de CO2, y una tonelada de carbón produce tres y media de anhídrido carbónico.

Es evidente que la competitividad industrial no se juega en las mismas condiciones para todos los países.

¿Cuándo tendremos agencias de evaluación económica europeas y asiáticas?