De los dos de la foto, el que está sentado es perfectamente conocido de todos ustedes, el otro se apellida Deusa y es el responsable de FIA-UGT y cualquiera que los contemple se preguntará: ¿de qué se ríen estos con lo que tenemos encima? La verdad es que les confieso que la cosa tiene su gracia o por lo menos a mí esa actitud me sorprende positivamente, ya que nunca había visto sonreír, y menos mondarse a carcajada limpia, a un representante sindical de alto nivel. Tengo la percepción de que habitualmente aparecen en los medios de comunicación encocorados y con cara de cabreo, como si se les debiera algo o se sintieran inconfortables con su función o su vida personal. Cuando toman la palabra en los mítines lo hacen a gritos como si se estuvieran dirigiendo a personas con mala audición, y siempre con un lenguaje y mensaje propios de las arengas de los años setenta. Así que sinceramente da gusto verlos tan contentos.

Otra cosa es que la curiosidad nos empuje a preguntarnos: ¿por qué se ríen?, ya que, a juzgar por la abierta risotada, la cosa debe de tener gracia. Lo que no me cabe ninguna duda es de que la foto, si se fijan en la cara de satisfacción de los protagonistas, ha sido obtenida por la tarde después de una buena comida. Algunos de ustedes, queridos lectores, malévolamente pensarán que se tronchan porque les acaban de anunciar que los sindicatos vuelven a cobrar de nuevo este año la subvención del Estado de 200 millones; otros, con muy mala uva, pensarán que el que está de pie pregunta al otro (que es su jefe) si los recortes que sufre toda España también les afectará a ellos o, por el contrario, podrán seguir con los más de 10.000 liberados con cargo al presupuesto nacional, puesto que las cuotas de los afiliados solamente les cubrirían el 10% de sus gastos. Estoy seguro de que más de uno de mente retorcida piensa que la risa es consecuencia de que, con el salvaje aumento del paro, el número de afiliados tiende a crecer. También estoy convencido de que unos pocos harán más de una observación injusta y perversa en el sentido de que la carcajada es debida al comentario que acaba de hacer uno de ellos a propósito de la reforma laboral: «Ya verán estos del Gobierno la que vamos a armar después de siete años de inactividad, mansedumbre y silencio ovino y servil». Tampoco faltara algún lector que piense que en realidad no son de verdad, sino que son guiñoles de un programa de televisión y que la explosión de alegría incontenible es consecuencia de que casi todos los sectores de la sociedad les exigen transparencia en las cuentas y gastos de su organización sindical, a la vez que les han solicitado que echen una mano en reducir el absentismo que en nuestro país llega al 7% (en Alemania el 2,3). Pues no, queridos amigos, son ustedes unos mal pensados ya que no se ríen por ninguno de esos motivos, sino que es una risotada como la de cualquiera: espontánea, abierta, sincera y sin segunda intención. Simplemente están contentos, por eso se carcajean.