La ley de transparencia permitirá a este país y a sus taifas salir de la siniestra opacidad, utilizada hasta ahora para impedir el acceso de los ciudadanos a la información pública. Rajoy se ha comprometido en el trámite del anteproyecto, aprobado ayer, a difundir los contratos, subvenciones y sueldos de la Administración. Al igual que ocurre en la totalidad de las democracias avanzadas, el uso que se hace del dinero de todos figurará en un portal de internet a fin de que podamos estar al loro de lo que ocurre.

Los políticos han venido encontrando en la opacidad una manera de eludir la fiscalización de sus actos. El resultado ha sido, después de años, una calidad de vida democrática miserable. Y, como consecuencia, unos ciudadanos cada vez más alejados de unos representantes del pueblo soberano que hacen todo lo posible para que sus actos reprobables, en ocasiones delictivos, no trasciendan. Con una ley de transparencia, los contratos del «caso Gürtel» y los enjuagues de Correa con los políticos que le facilitaban fortuna posiblemente no habrían pasado desapercibidos y ahora no estaríamos descifrando las iniciales de los nombres asociados al delito. Tampoco habrían existido las mismas sombras en el Principado con respecto al «caso Marea». La ausencia durante tanto tiempo de una ley esencial para el conocimiento ciudadano la han acabado aprovechando los partidos para encubrirse e igualarse en materia delictiva. Y, al final, ha quedado ese poso amargo de que todos se corrompen.

Pero es que no sólo se trata de ser transparentes en los asuntos que afectan a la corrupción de la vida pública. Los ciudadanos tenemos derecho a saber más cosas de las que creen sus representantes, a lo que se ve poco familiarizados con las prácticas democráticas. El derecho a la intimidad no puede solapar el plano público de un hombre que cobra del erario en asuntos que conciernen a todos, como son, por ejemplo, sus ingresos o su estado de salud para desempeñar su cargo.

La ley de transparencia es una buena noticia de Rajoy, después de tanto apagón.