Cuentan que Mercedes Fernández le ha puesto una vela a San Judas Tadeo, patrón de los imposibles, para que, en un acto milagrero, multiplique los panes y los votos emigrantes y el PSOE logre arrebatarle a Cascos el diputado que baila al son de la gaita de la diáspora. Que aparte ese milagro aún probable el cáliz rebosante de veneno que la reciente lideresa popular ha de sorber como copa de bienvenida a las negociaciones de gobierno común con el enemigo que creció en casa. A riesgo de que Foro fagocite lo que electoralmente va quedando del voto conservador, no sería mala opción para el PP asturiano pasarse otros tres años a la sombra placentera, aprovechando las vacaciones políticas para recomponer las piezas del mecano.