Probablemente sepan ustedes que con la marca España se pretende la construcción de una imagen de nuestro país que responda a una nueva realidad social, económica, política y cultural. Parece ser que quieren presentarla el 25 de abril y que reposará sobre cuatro ejes: diplomacia económica, cultural, pública y al servicio de los ciudadanos. Como últimamente está muy deteriorada por la acción de los políticos, les dirijo a dos de ellos estas misivas (que seguro que no van a leer), a ver si pueden contribuir en algo.

Estimado Presidente: en los cien días que lleva usted al frente del Gobierno ha abordado una intensa agenda de reformas intentando corregir la grave situación que venimos padeciendo desde hace cinco años y que parecen medidas imprescindibles para evitar el colapso económico y dar confianza a los mercados e instituciones europeas. Todas ellas, como era de esperar, son impopulares y unas más eficaces que otras; pero de lo que no cabe duda es de que no ha sido usted capaz de explicarlas directamente (y no a través de sus colaboradores como es habitual) con claridad y contundencia a los ciudadanos. Seguramente tiene usted muchas cualidades, pero quedan empañadas por su defecto de falta de habilidad comunicativa, más teniendo en cuenta que ha tomado decisiones contrarias a lo que venía prometiendo en su campaña electoral. ¿Cómo puede tener tanta cortedad como para no saber explicar a los ciudadanos que, con la amnistía fiscal, no solamente Hacienda (que somos todos) recaudará 2.500 millones de euros, sino que con los 25.000 millones que aflorarán y se inyectarán en el sistema económico productivo, se pueden crear 100.000 empleos nuevos? Éste es solamente un ejemplo de la falta de contundencia en la difusión de las reformas aprobadas. Esta misma sugerencia sirve para recomendarle que debería llevar a cabo una nueva estrategia de comunicación a nuestros socios europeos y, a ser posible, en un inglés fluido, aunque me temo que, dada su expresión de pasmo cuando le hablan en ese idioma, ésa es una aspiración imposible. Por muchas decisiones que continúe tomando, recuerde que, si se sabe explicar, «lo bueno es doblemente bueno y lo malo es menos malo». De esta forma contribuiría usted a mejorar la famosa marca España, que buena falta nos hace.

Estimado líder de la oposición: me temo que usted está contribuyendo poco a la buena imagen de nuestro país. Obviamente no me refiero a su aspecto personal, que, según dicen, recuerda a una etiqueta de anís y el movimiento nervioso de sus manos parece salido de una escuela de trile. No, no lo digo por eso; me estoy refiriendo a que, a cada medida que toma el Gobierno, usted contesta con una demagogia comunicativa que demuestra que ha olvidado que la situación de emergencia en que estamos fue provocada por el Gobierno anterior, en el que usted era vicepresidente todopoderoso. Esa actitud está dando la imagen de que quiere ganar en las calles lo que ha perdido en las urnas, aunque otros piensan que es un intento de distraer la atención de los suyos debido a que se enfrenta usted a una importante contestación interna en su partido motivada por la pérdida, por parte de sus afines, de tres congresos regionales. Debería ser usted generoso y ceder el paso ya que, un gran partido como el PSOE, merece un líder más joven que ejerza una leal oposición, con otro estilo, arrimando el hombro para sacar al país de este abominable escenario y que sea un político de futuro capaz de ganar las próximas elecciones con nuevas ideas y nuevas actitudes, y que contribuya a potenciar la imagen y la marca España y no a su deterioro. Hay candidatos/as con ese perfil.