Nos traen a uña de caballo los repúblicos del Principado, que hoy constituyen la Junta del Principado y eligen la mesa presidencial. El sondeo de las aceras nos dice que al pueblo soberano le importa ya un bledo casi todo lo concerniente a la política asturiana y, de hecho, para hacer alguna previsión sobre la referida elección de la mesa habría que coger varias servilletas en la cafetería y ponerse a hacer cuadritos y a tirar líneas de un lado para otro, que como en su día contaba Juan Cueto con tanta gracia -en el libro «Exterior noche»- era lo que hacían los aficionados al cine cuando veían «Sed de mal», la película de Orson Welles con el plano secuencia inicial más enrevesado de la historia del cine. Y hoy se elegirán los miembros de dicha mesa de dos modos posibles: con sed de mal -o sea, a cara de perro-, o con cierta mansedumbre provisional. Si PSOE e IU se empeñasen, y UPyD no se les cruzara, la tendrían entera para ellos, es decir, los cinco sillones. Pero no estamos seguros de que la armonía en la izquierda sea total y de que UPyD se quede inmóvil. Respecto a la derecha, con Foro y PP no podría suceder lo mismo, ya que cuando haya empate de votos para cualquiera de las cinco poltronas (presidencia, dos vicepresidencias y dos secretarías), se lleva el gato al agua el partido con más votos en los comicios. E, igualmente, no suponemos que UPyD haga tampoco el Tancredo a ese lado del hemiciclo. Ahora bien, la gracia principal de todo esto es que Foro le ha ofrecido al PP la presidencia de la mesa y la respuesta del PP ha venido a ser: «No, perdona bonito, yo te apoyaré a ti». Vamos, un nivel de acuerdo PP-Foro de aurora boreal.

Total, que para no meternos de antemano en este galimatías, esperaremos a los acontecimientos que hoy se vayan produciendo. De hecho, no pretendíamos hablar de esto en esta columna, sino de unos hechos que ya arden y que además parecen ir camino de una ciclogénesis explosiva: investigaciones serias sobre la ampliación de El Musel. Llorca, presidente de Puertos del Estado, ha dicho ya una de las frases mágicas: «El lío de las canteras».