Los datos del último informe del Colegio Oficial de Agentes Inmobiliarios referidos a los precios de la vivienda en las distintas zonas de Gijón, publicados por LA NUEVA ESPAÑA de Gijón el pasado martes, día 10, son de un interés incuestionable por diversas razones.

La primera puede referirse al balance de viviendas construidas desde mayo de 2008 a enero de 2012: la severa crisis económica que estamos padeciendo ha significado una pérdida de menos de seiscientas viviendas nuevas puestas en el mercado gijonés porque se ha pasado de las 3.230 viviendas de mayo de 2008 a las 2.676 de enero de 2012. El parón tantas veces cacareado en el sector de la construcción no se ve por ningún lado, a la vista de los datos de los agentes inmobiliarios. El descenso, al contrario, parece mínimo y muy alejado de la impresión general relacionada con un mercado sometido a la peor de las parálisis.

El informe, no obstante, aporta otros datos de indudable trascendencia para el adecuado conocimiento de la vida ciudadana local. La revalorización de los precios de las viviendas de Cimadevilla y El Coto es un ejemplo de cómo los barrios cambian a mejor a poco que se desarrolle una adecuada política municipal de apoyo a la regeneración de zonas años atrás devaluadas. El barrio alto fue durante décadas una especie de reducto reservado para gentes de la mar, y sus bajos fueron objeto de búsqueda y captura para negocios relacionados con la música en directo o para noctámbulos empedernidos. Pero el barrio superó con un carácter inigualable los inconvenientes del deterioro urbanístico y dio pasos hacia la conversión en una zona residencial apetecible para vecinos y ciudadanos procedentes de otras zonas de la ciudad. Cimadevilla es, por así decirlo, pleno centro urbano y, gracias al empeño municipal y al esfuerzo de vecinos e inversores, se ha convertido en una zona de primer nivel urbano, capaz de superar los inconvenientes de los ruidos de los fines de semana y de los viejos clichés. Las viviendas nuevas y las usadas del barrio alto han subido sus precios de forma notable (hasta un veintidós por ciento en el caso de las primeras), en una prueba de la demanda que se observa superior al de resto de las zonas locales, incluida el centro, hasta hace bien poco líder en el precio del metro cuadrado construido.

Cimadevilla se ha convertido, pues, en el objeto de deseo de ciudadanos jóvenes que apuestan por residir en la zona, o de inversores que ven allí el mejor camino para sacar rendimiento a su apuesta inmobiliaria. Los ejemplos de grandes ciudades que han sido capaces de recuperar barrios deprimidos y convertirlos en envidiables zonas de la urbe se ha trasladado a Gijón cuya recuperación urbana es indiscutible en las últimas décadas, pero que quizá tenga en Cimadevilla el estandarte de esa mejoría que se ve reflejada en el aspecto externo de los edificios y en el precio del mercado inmobiliario. Los datos del referido informe desvelan otros aspectos de interés, como la bajada de precios de la vivienda en el barrio de La Arena, donde, por cierto, son encomiables los esfuerzos de sus hosteleros por recuperar la zona que merece recobrar el pulso comercial de otras épocas no tan lejanas.

La vida de los barrios, como la de las ciudades, sufre altibajos y vaivenes. Pero los datos de los agentes inmobiliarios referidos a Gijón señalan que los precios de la vivienda indican la evolución de cada zona y ponen Cimadevilla y El Coto como ejemplos de barrios que quizá sin meter ruido están capeando el temporal de la crisis con mejor fortuna que otros, aunque sólo sea en el aspecto del mercado inmobiliario, tan importante en estos días.