Unido a los escándalos, grandes y pequeños, marcha el clamor político por evitar el desprestigio de la casta. Esto último, el desprestigio, es consecuencia de lo primero pero, sin embargo, hay quienes se desgañitan por evitar que las trapazas y el despilfarro sean de dominio público.

A sus señorías, se trate de gasto superfluo y oneroso o de convoluto, les falta el remordimiento o la voluntad de corregirse, el propósito de enmienda, pero les sobra, sin embargo, la difusión que se hace de sus conductas reprobables porque aseguran que este tipo de polémicas sólo sirven para avivar la aversión que la calle tiene hacia su modo de comportarse ejerciendo los cargos públicos. En definitiva, quieren seguir haciendo de las suyas sin que se sepa. No les parece conveniente para la democracia quedar expuestas de esta manera pero no hacen lo que deberían con el fin de evitarlo.

La última trapacería está relacionada con los iPad que el Congreso se niega ahora a reponer después de haber sustituido treinta de ellos en diez meses de legislatura que los diputados dieron por perdidos, averiados o robados. Como es costumbre, y no es fácil entender por qué razón, ya que cualquier diputado cobra un sueldo más que suficiente para comprarse una tableta si es que lo desea, la Cámara baja provee de este tipo de tecnología Apple a sus señorías. Luego, a lo que se ve, se encargan de hacer de ella un uso tan poco adecuado como sospechoso. Veinte tabletas dañadas y diez robadas. Todo un récord.

Inmediatamente que estas cosas salen a la luz, los afectados ponen el grito en el cielo. Para ellos que no las pagan, las tabletas son el chocolate del loro. Para los ciudadanos, en general, un síntoma del desprecio de algunos servidores públicos por el erario en unos tiempos que obligan, además, a la austeridad y a la decencia, desde el huevo al fuero.

Muchos llegan a la política sin pegarle un palo al agua con el fin de atecharse en un cargo público. Les ponen altos sueldos, dietas y iPad con derecho a reposición mientras sus conciudadanos se quedan sin empleo y sin casa. Si no quieren el desprestigio que no lo busquen con tanta dedicación.