Las elecciones catalanas, un éxito de participación sin precedentes, han infligido un severo correctivo a CiU tras el órdago soberanista de Artur Mas, que, a la vista de los resultados, tendrá que replantear su estrategia con doce diputados menos. En una clara huida hacia adelante, alentado por el ruido de la Diada, que no supo interpretar correctamente, el presidente de Cataluña buscaba esquivar el desgaste por los recortes, apenas rebasado el ecuador de la legislatura y lo que cosechó fue una mayoría muy alejada su objetivo inicial, que le obliga a pactar para poder gobernar.

Los vencedores de la noche fueron ERC, que consiguió capitalizar el voto perdido por CiU y duplicó ampliamente su presencia en el Parlament, y Ciutadans, el partido constitucionalista que sacó mayor rédito de la defensa de una Cataluña dentro de España.

El PP obtuvo un escaño más que en 2010, su mejor resultado en unas elecciones de Cataluña tanto en votos como en escaños según subrayó en la recta final del escrutinio su cabeza de lista, pero lejos del que le auguraban las encuestas. Si algunos sondeos situaban a los populares como segunda fuerza política catalana, incluso pese a las duras medidas adoptadas por el Gobierno de la nación en el último año, el recuento les hizo bajar a la tierra.

El PSC fue el otro gran derrotado de la noche. Los socialistas suman en Cataluña su cuarta derrota en unas autonómicas y pierden ocho escaños con respecto a 2010, cuando ya habían encajado su peor resultado. Lo ocurrido en Andalucía, donde no fueron la fuerza más votada y gobiernan gracias a un pacto con IU, Galicia, el País Vasco y ayer en las elecciones catalanas pone de manifiesto que el partido es rehén todavía de la desastrosa gestión de Rodríguez Zapatero.

ICV-Esquerra Unida sumó tres escaños a los diez que ya tenía, pero no logró rentabilizar el descontento ciudadano con los recortes del Gobierno catalán de Artur Mas. Como novedad, la irrupción en el Parlament con tres diputados de CUP, un pequeño partido independentista de izquierdas que se sitúa fuera del sistema.

Mas ganó las elecciones pero perdió la partida. Sin embargo, en su primera intervención, se resistió a hacer autocrítica del resultado y, simplemente, pasó la pelota al pedir corresponsabilidad para tomar las medidas que Cataluña necesita y que, a tenor de lo que ha sucedido, no es precisamente una consulta para decidir sobre la independencia.