La libertad de culto proporcionada por el PP regional a sus correligionarios del grupo municipal gijonés ha dado que tengamos presupuesto para 2013 en nuestro pueblo. Como todo acto, tiene sus consecuencias. La primera de ellas es constatar la poca capacidad política de mi señora doña Cherines para contener a las huestes casquistas. El mayor problema del Partido Popular en Asturias fue diagnosticado por el veterano Isidro Fernández Rozada: Álvarez-Cascos. La autorización a los pilipardistas para apoyar el presupuesto de FAC es una auténtica claudicación de Cherines. No es ni tan siquiera un paso atrás para ganar un supuesto impulso de cara al próximo congreso local de su formación en Gijón. Pili Pardo ha salido reforzada y le ha ganado el pulso a Cherines y punto, porque las «condiciones» impuestas son de risa.

Tan de risa son que entre Pardo y Moriyón han puesto sobre el escenario un decorado de tres fusiones de sociedades públicas que lo dejan todo como está. En efecto, la fusión de las sociedades del Jovellanos, del Botánico y de la Vivienda en otros entes municipales significa ningún tipo de ahorro o «adelgazamiento» de la estructura municipal y, simplemente, vienen a ser simples cambios nominativos o reorganización administrativa de ciertos servicios. De hecho, tampoco significan ningún cambio en el complejo andamiaje que ha venido sosteniendo el edificio administrativo municipal. De hecho, a la ciudadanía le importa más, por ejemplo, que se sostengan las ayudas al alquiler de vivienda que en el membrete del impreso de solicitud ponga Empresa de la Vivienda o Servicios Sociales.

Y si nos vamos a la historia, de la Empresa Mixta de Turismo ya dependieron en su momento los festejos, es decir, el circo municipal, por lo que tampoco pasa nada si se vuelven a fundir los elementos separados hace unos años más bien para darle gusto y ponerle un chiringuito para él solo a aquel caprichoso concejal Gutiérrez Granda al que, por entonces, no le hacía gracia el gerente de la por entonces sociedad turística y de los festejos locales; es decir, fue una medida profiláctica para evitar roces personales, pero no fruto de una perentoria necesidad administrativa. Por cierto, y si de la Sociedad Mixta de Turismo nos acordamos, no estaría de más que los accionistas privados que le dan el tal carácter de mixta apoquinaran de una vez su modesta participación, cuestión que, a pesar del paso del tiempo, sigue aún pendiente.

¿Y qué decir del Botánico? Lo mismo da que tenga una sociedad para él solo o que dependa como un área más de la Sociedad de Medio Ambiente.

Todo esto quiere decir que al FAC casquista le ha salido prácticamente gratis en lo político, y hasta en lo utilitario, el apoyo presupuestario de Pili Pardo y sus cuatro cuates populares. Moriyón y FAC acudieron a las rebajas políticas en busca de una ganga y encontraron el chollo perfecto: una formación dividida, con sus órganos directivos local y regional enfrentados y con la parte local sin discurso frente a su propia clientela electoral para tomar libremente ciertas decisiones. En esta situación, la partida no la ha ganado tanto FAC, con Cascos al frente, como la ha perdido el PP y, en especial, su lideresa regional, Cherines Fernández.

¿Y qué le queda a la oposición por babor ante esta realidad? Pues denunciar la parte más antisocial de estos presupuestos de la derecha local en caso de que tal hecho suceda, más que enredarse en asuntos meramente organizativos o administrativos que no conducen a ningún fin concreto, salvo que esa parte administrativa tenga una repercusión negativa para el interés general o golpee a la parte más débil del conjunto social. En este sentido, los socialistas han demostrado una prudencia exquisita: se han detenido en analizar aquellas partes que afectan más al conjunto social y a denunciar el oscurantismo de los pactos entre las dos organizaciones de la derecha, pero no han entrado en dirimir si el Jardín Botánico o la empresa de las viviendas ha de tener entidad jurídica propia o no, porque lo que importa realmente es que exista una correcta política de vivienda o que se mantenga en condiciones esa joya natural que es el Jardín Botánico Atlántico.

Por lo demás, seguimos igual: sin saber a cuánto ascendió el fiasco de la Copa Davis o los pretendidos chanchullos del plan de fachadas en cuatro barrios de la ciudad; estas cosas sí afectan al interés general y, por lo que parece, tardaremos en conocer la realidad de las cosas, por mucho que los de Moriyón se resistan a proporcionar los datos necesarios para que, al menos, una parte de la verdad vea la luz. Paciencia, entonces.