La primera ronda de la indagación de Junta General sobre el «caso Marea/Riopedre» ha finalizado gloriosamente, con algunos diputados atizándose entre ellos. Ya venía sucediendo a lo largo del mes de comparecencias, pero en la última serie de ellas nuestros repúblicos regionales debieron de verse en la necesidad de dar el do de pecho.

Según la crónica de este periódico, el primer «crochet» lo lanzó Agustín Cuervas-Mons, del PP, al sostener que el Instituto de Desarrollo Económico del Principado de Asturias (IDEPA) había fraccionado un determinado contrato. Entonces alzó la voz el diputado Lastra, del PSOE, y adoptó posición de guardia. Pero como el contrincante popular proseguía con golpes bajos, el socialista llegó incluso a ponerse en pie para intensificar el cuerpo a cuerpo.

Lastra gritó: «¡Es usted un difamador!», y el arbitro Ignacio Prendes -de UPyD y presidente de la comisión indagatoria- se vio obligado a detener el asalto.

Pero lo más curioso del caso es lo que vino después, cuando el combate se transformó en una de esas comedietas en las que hasta el árbitro se ve arrastrado a la pelea. Pero, ojo, dado que la Junta del Principado se halla a cuatro pasos del teatro Campoamor, no hablaremos de lo acontecido tan sólo como de un hecho cómico, sino dramático, al estilo de la ópera «Pagliacci».

Sea como fuere, el espectáculo acabó con Prendes enzarzado con el diputado socialista José María Pérez a causa de unos papeles que debían, o no, ser mostrados a una compareciente.

Ya decimos que el primer tranco de asaltos de la «comisión Marea/Riopedre» ha finalizado. Tal vez pudiera hablarse de combate nulo, aunque lo más propio sería señalar la descalificación autoadministrada por algunas de sus señorías, al mismo tiempo engrescadas por refriegas sobre nóminas y remuneraciones. Qué gran bochorno.