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Somos España

Los madrileños están financiando a andaluces, asturianos y catalanes

Decenas de miles de personas participamos en la concentración del sábado 12 de octubre, Día de la Hispanidad, llenando tanto la plaza de Cataluña en Barcelona como calles adyacentes, conformando un mar de banderas senyeras, españolas constitucionales y de la Unión Europea, incluso algunos fuimos desde otras regiones españolas. Hay quien dice que éramos pocos, fachas y paletos. Teniendo la plaza de Cataluña unos 40.000 metros cuadrados, en ella caben más de 100.000 personas. La ultraderecha, con unos 300 asistentes, celebró sus actos en Montjuich. Y en cambio nosotros estábamos allí bajo el lema "Som Catalunya, somos España" por Cataluña y España plural y cordial, contra las fronteras, independentismos, autarquías y miserias, a favor de mayor concordia, comercio, empleo y prosperidad. Curioso que en algunos países latinoamericanos izquierdistas se nieguen a celebrarlo -con sus luces y sus sombras-, alegando genocidio y exterminio de la población indígena precolombina, cuando la mayoría de su población actual es mestiza. Incluso alguno de ellos, que se auto-definen como faro y pureza del nuevo milenio, con la luz eléctrica y el papel higiénico racionado.

También hay quien a través de las redes sociales, descalifica por absurdo que se promueva una manifestación en Cataluña desde Asturias. Según eso es cosa solo de los catalanes y todos ellos saben que España les roba y quieren la independencia. Volvamos el argumento del revés: ¿por qué no se puede contribuir a promover una manifestación por la unidad y prosperidad de España, precisamente desde la región (Asturias) que ha sido históricamente la cuna de España? Quienes afirman que "España nos roba", ¿saben que son los madrileños quienes más impuestos pagan, y por tanto financian a los parados andaluces, las pensiones asturianas y las televisiones autonómicas catalanas (7 canales ruinosos)? Debido al envejecimiento de su población y escasa población económicamente activa cotizando, pues tiene la pirámide demográfica por edades en parte invertida, una Asturias independiente no podría pagar sus jubilaciones. Andalucía tiene un 35% de parados, por no hablar de los ERE fraudulentos. La Generalitat de Cataluña acumula 50.000 millones de euros de deuda pública, sus emisiones en los mercados financieros internacionales son reconocidas bonos basura, como los griegos. Siendo realmente patético considerar progresista la vuelta a los reinos de Taifas medievales en la Unión Europea del siglo XXI.

En cuanto al supuesto déficit fiscal catalán, es un concepto intrínsecamente absurdo. Los impuestos no los pagan los ríos ni las cordilleras, sino los ciudadanos. Los impuestos no pueden etiquetarse con miopía territorial, debemos hacer balance de su ingreso equitativo y su gasto eficaz. Si los impuestos se pagan en proporción a los ingresos y riquezas de las personas, mal podemos afirmar si los pobres pagan menos impuestos que los ricos, entonces los pobres roban a los ricos. La casta corrupta se disfraza llamando independencia política, imposible en el mundo económico global, a la búsqueda de impunidad judicial. Son lobos que se visten con piel de corderos, mientras Rajoy y Rubalcaba no se aclaran si suben o si bajan las escaleras. Lo que la recuperación económica española necesita no son balanzas fiscales regionales, ni fronteras comerciales ni riñas inter-territoriales, sino como diría Ortega, un proyecto sugestivo de vida en común. Ello precisa de reconocer, superando centralismos y uniformidades, que España es plural, pero también resulta claro y evidente que la división no es progreso sino debilidad, así pues la unión hace la fuerza, sumando en positivo. Menos austeridad hipócrita y más inversión productiva.

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