El plan de vías, presentado en los años de vino y rosas como la solución para el profundo cambio del centro de Gijón, el cambio que terminaría con la tradicional separación de la ciudad en dos partes por culpa del haz de vías ferroviarias, va a cumplir doce años al final de éste. El plan de vías data, pues, del año 2002, cuando el Ministerio de Fomento estaba encabezado por Francisco Álvarez-Cascos, que puso en marcha el proyecto imposible de unir por ferrocarril, mitad subterráneo, mitad en superficie, los tres principales núcleos de población de Asturias. Consumado el cambio de Gobierno en 2004, fue Magdalena Álvarez, entonces al frente de Fomento, la que aceptó la petición de la izquierda gijonesa de llevar hasta Cabueñes el túnel ferroviario previsto para la llegada de los trenes a Gijón.

Gijón al Norte, que así se denominó la sociedad formada por las tres administraciones implicadas en el proyecto, municipal, autonómica y estatal, iba a gestionar el desarrollo urbanístico de la zona afectada e iba a promover y ejecutar las obras de infraestructura correspondientes a los terrenos liberados en el entorno de las estaciones de Jovellanos y El Humedal. La actuación consistía, consiste, porque sigue pendiente pese a los años transcurridos, en los siguientes pasos: soterramiento de las instalaciones ferroviarias desde el polígono de Moreda hasta El Humedal (Feve y Renfe); construcción de una estación conjunta para Renfe y Feve en El Humedal; liberación de la totalidad de los terrenos ferroviarios dentro del ámbito de actuación; urbanización y ordenación urbanística de los mismos y construcción de una estación de autobuses integrada con la de los ferrocarriles.

La idea inicial de aprovechar el proyecto del metrotrén fue avanzando a trancas y barrancas. Se realizaron obras en la avenida de Portugal y se construyó la estación provisional de Sanz Crespo, que va camino de convertirse en eterna. Se contrataron los derribos de las dos estaciones de Renfe; uno se ha consumado, pero el segundo está paralizado porque no hay acuerdo entre administraciones para la nueva ubicación del personal ferroviario adscrito a El Humedal.

El regreso al poder central del Partido Popular y la situación de crisis económica provocaron que Fomento rehiciera el pacto inicial para exigir que las obras se realizaran con cargo al dinero que se sacara con la venta de los terrenos de las vías y estaciones.

La realidad, más allá de la crisis y de la paralización del mercado inmobiliario, es que la ciudad padece que tres administraciones de signo político distinto no sean capaces de tirar de un proyecto que se considera clave para el futuro de Gijón. El Ayuntamiento de Foro no sabe cómo animar el plan de vías en medio del parón urbanístico a que está sometida la ciudad por la situación económica y por la torpeza municipal en la gestión de la suspensión judicial del plan general.

El Gobierno del Principado se esconde detrás de la inacción y la parálisis municipales para no mover ficha. El Ministerio de Fomento guarda en el cajón más alejado el proyecto gijonés, que está claro que no es una de sus prioridades.

La realidad es que, con casi doce años de vida, el plan de vías de Gijón apenas ha crecido y los pasos que ha ido dando son contrarios al interés general porque han alejado las estaciones del centro, con la consiguiente pérdida de viajeros para las dos empresas ferroviarias.

La Federación de Asociaciones de Vecinos se ha dado cuenta de que la parálisis es inadmisible y está impulsando una plataforma para que sea la sociedad gijonesa la que obligue a los políticos a ponerse las pilas y a no dejar que pase esta oportunidad. Una necesidad para que reflexionen en esta jornada.