Anda el personal médico del HUCA desquiciado por el mal funcionamiento del nuevo Hospital. Sin duda, una obra de tanta envergadura conlleva iniciales desajustes, pero deberían ser de tono menor, sin que colapsarán el funcionamiento de algo tan sensible como es el servicio sanitario, máxime si se trata del hospital de referencia en Asturias.

Es grave la imprevisión e improvisación, que alcanza incluso a algo tan sencillo como es tener resuelto días antes del estreno el acceso en transporte público al nuevo recinto hospitalario, pero más grave aún es ver cómo las autoridades sanitarias, con el Consejero de Sanidad a la cabeza, no reconocen los fallos clamorosos que se producen en algo tan fundamental como el sistema informático del hospital, que repercute en la calidad asistencial, salvo que no incluyan en ella las horas de espera de los pacientes y el estrés al que se ve sometido el personal médico que trata directamente con el enfermo.

Hasta pocos días antes del traslado no se instruyó al personal sobre una herramienta informática tan compleja y, además, se hizo con un adiestramiento insuficiente y deficiente. Pudiendo haber implantado el programa informático Millennium en el viejo HUCA para que se fuese rodando, no se hizo. El mensaje oficial es que el programa funciona y que el mayor problema es que el personal no está habituado a su uso, por lo que es cuestión de tiempo que todo encaje. Se alaba la profesionalidad del personal sanitario para a continuación echarle encima a los pacientes, ya que el mal funcionamiento se debe a que todavía no se ha acostumbrado a la nueva tecnología. La autosatisfacción de las autoridades sanitarias es tan grande que en pleno caos informático se atreven a afirmar -lo oí directamente- que "el noventa por ciento de lo que se dice es falso? y que el otro diez por ciento también".

Mientras el programa Millennium es de uso complejo y poco dúctil, mientras se cuelga una y otra vez, mientras a cada poco se desconfiguran las impresoras -porque, digan lo que digan, el papel sigue siendo necesario-, mientras faltan ordenadores fijos en algunos servicios, el personal médico gasta más tiempo delante de una pantalla que atendiendo al enfermo, que se arma de paciencia ante la impotencia de quien ve paralizada su función asistencial para ejercer una función administrativa en un entorno informático hostil.

Todo esto recuerda la famosa trilogía de Stieg Larsson, "Millennium", cuyo segundo título es "La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina". Así anda el personal médico del nuevo HUCA, soñando con prenderle fuego a un programa informático con numerosísimas incidencias para ser un producto que, según dicen, está contrastado en otros hospitales. A la hoguera supongo que también mandaría a quienes han montado este desaguisado y no lo reconocen, para llevarles luego a urgencias y hacerles probar la amarga medicina que le han recetado al personal de un hospital sin papeles, pero sin una informática eficaz. ¡Perdonen las molestias, continuamos atentos a la pantalla!