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Áreas, agentes y causas

El Mediterráneo como teatro principal de operaciones

El día 13 de agosto, LA NUEVA ESPAÑA ha tenido la amabilidad de publicar una colaboración mía, titulada "Tiempos difíciles", que recogía un modesto resumen ultradestilado de nuestro desarrollo histórico. Es ahora el momento de explorar el futuro desde la realidad de los problemas actuales, comenzando por su localización precisa, causas y agentes, que a pesar de su pluralidad ofrecen muchos factores comunes, y en los que el factor distancia queda relativizado por los misiles de largo alcance, como los "Iskander" y "Topol", y agravado por la contundencia de las nuevas armas nucleares, biológicas y químicas (NBQ) de destrucción masiva. En un estudio posterior consideraremos los posibles programas y operaciones de asistencia, distensión y reequilibrio, para prevenir estos peligros, porque después del diagnóstico ha de seguirse la curación.

El teatro principal de operaciones, obviamente euroafricano, se centra especialmente en el Mediterráneo y su entorno de áreas más próximas. Los complejos antecedentes históricos son sobradamente conocidos, y como simples botones de muestra debemos recordar las guerras entre Roma y Cartago, y los inicios de la I y II Guerra Mundial.

Churchill ya advirtió de que "el Mediterráneo es el bajo vientre de Europa", y no hay que ponderar la vulnerabilidad del bajo vientre, que conoce todo el mundo. Por otra parte, los excelentes marinos de la Armada británica han mantenido reiteradamente que "quien domine el Mediterráneo, dominará el mundo".

En términos generales, las causas de los conflictos y riesgos son: corrupción política, mala administración económica -que no falta de recursos naturales-, infradesarrollo, hambre, injusticia, enfermedad e incultura, potenciados por la inseguridad ciudadana, el radicalismo político-religioso extremo, el terrorismo y la piratería, que fatalmente se traducen en fuerte presión migratoria, aprovechada por las mafias internacionales y locales, que se lucran negociando con personas y recursos.

Concretando áreas: litigio territorial entre Rusia y Ucrania, espoleado por EE UU, según la vieja receta de propiciar conflictos fuera de casa, con riesgos mayores a terceros, lamentablemente transigido por Europa a través de la OTAN, y que entraña gravísimos riesgos para la UE, como lo demuestran las limitaciones comerciales en la exportación de gas natural ruso, y en la importación rusa de alimentos europeos que ya se formuló por el presidente Putin, y que se agravará ostensiblemente en los próximos meses.

Reiterados problemas en los países de las costas del Mediterráneo, extensibles a las del NW y NE de África: Egipto (actualmente paliado), Libia (candente), Argelia (atenuado), sin descontar a Marruecos (con reiterados antecedentes de inestabilidad y golpismo, que hoy se renuevan por iniciativa yihadista). Esta zona costera de conflictos se complementa con otra franja paralela de localización subsahariana, que se extiende de Mauritania al Cuerno de África, y afecta a Malí, Níger, Chad, República Centroafricana, Sudán, Somalia y Etiopía. Los países situados entre los bordes de ambas franjas, al Oeste y al Este de las mismas, tampoco están libres de ser afectados. Y no digamos el área Palestina-Israel-Siria, con ramificaciones a Irak, que junto con Libia presentan hoy elevada temperatura de conflicto en la zona.

Para Europa puede ser muy grave la posible desestabilización de Marruecos y de Túnez, fronteras críticas de la Europa meridional, y objetivos netos de los radicales, como hasta hace poco lo fue Egipto. Es claro que el binomio clásico histórico, Palestina/Israel es una permanente bomba de relojería a la que se puede agregar Irán.

A los problemas político-económicos africanos hay que añadir graves riesgos epidémicos recientes. A las amenazas clásicas de malaria (con elevada prevalencia) y sida (de muy alta tasa en África) se añade ahora el virus del ébola, para el que no existe tratamiento sanitario de eficacia reconocida, de fácil transmisión por simple contacto directo entre pacientes, y que puede ser rápidamente vehiculado por la emigración ilegal. Europa ya cuenta con dos contagios reconocidos en España, y EE UU con otros dos casos. Los protocolos de alarma, cuarentena y control no han funcionado con la necesaria premura y rigor que recomienda la medicina preventiva, y los abnegados miembros de la Cruz Roja y de la Guardia Civil españolas han estado y siguen estando expuestos a graves riesgos de contagio, que Dios quiera no se concreten en infecciones legales. Mejor sería no tener que recurrir al milagro.

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