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Gastos electorales y el libro de Bruce

Hablar de regeneración democrática es síntoma de que existe degeneración

Rajoy ha hablado de regeneración democrática. Mal asunto. Cuando regeneras algo, suele ser porque ha degenerado previamente. Como tampoco es tan vieja, habrá que inferir que la democracia española se dio prisa en estropearse para que ahora la lleven al taller de reparaciones. Esto recuerda de alguna forma a la dichosa segunda transición: debería haber bastado con una. Rajoy ha mencionado, entre otros asuntos, su intención de reducir los gastos de las campañas electorales. Interesante. ¿Cuánta gente cambia su intención de voto por causa de una frase feliz en un cartel? Quienes votan a un partido distinto del que antes votaron, ¿lo hacen por una súbita iluminación de colorines en días de campaña o por enfado con una sucesión de cosas que no les han hecho gracia en los pasados cuatro años? Si fuera por lo segundo, ¿se podría remediar eso con un slogan llamativo? Hay dos procesos de seducción en asuntos electorales: el rápido, que tiene que ver con el entusiasmo de los discursos y los aplausos ( cosas de gente ya convencida, por lo general) y el lento, que está relacionado con lo que pasa todos los días. Y por consiguiente (uff, qué recuerdos trae esa expresión) con una concepción de la política en la que tendrían menos importancia la palabras de un mandatario con buena letra que las torpezas de gentes de su partido que, con mucho menos poder que él, están más cerca de ti- lo que les hace poderosos, por cierto. Eso sí es difícil de regenerar: un día te enfrentas a un chapucero con carné de siglas que te fueron simpáticas y entras en crisis. Las ideas ¿ocupan más espacio que quienes las difunden o simplemente son eso, el comportamiento de quienes las difunden?

Bruce Springteen se ha pasado a la literatura infantil. Ha hecho bien en meterse en una disciplina tan exigente- hay que seducir a los lectores jóvenes, ya lo harán las campañas electorales cuando sean adultos. La democracia del país en el que Springsteen nació es más vieja que la de aquí. Cuando ese país daba sus primeros pasos, Carlos III se esforzaba en Madrid por modernizar un patio poco enemistado con la mugre. Ahora Rajoy quiere que la democracia española mejore. Hay que reconocerle un mérito a este hombre: entiende lo que es la dignidad del Estado. Más allá de los límites de su mandato, no se lo imagina uno transitando aeropuertos con agenda transtlántica, ni aficionado a las conferencias millonarias. Más bien lo ves dando paseos en bici y hablando con los amigos: un mérito. A ver cómo escribe Bruce. Un país que lee bien: eso sí que regenera. Que venga Hércules: le llaman desde Spain.

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