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¿Todos vírgenes?

Sobre los casos de corrupción tan de moda en nuestro país y la conversación entre un abuelo y su nieto

La verdad sea dicha, porque cualquiera lo puede garabatear, maldito el mérito y la gracia que tiene, cuando tanto abundan, escribir un artículo de media página citando, uno a uno, los casos de corrupción tan de moda en nuestro país; más que nada por la pesadez de la información, y que tampoco tiene mayor merecimiento recitar el listado de imputados para al final decir, más o menos, ¡qué vergüenza, que lo devuelvan y a la cárcel! Opino que el departamento de contabilidad del periódico debía de negarse a retribuir dichos escritos o castigar al redactor de turno a un mes sin empleo y sueldo.

No es este el caso porque, como ustedes saben, me gusta quedar bien con todo el mundo y también podría hacerlo así para sumarme a todas esas voces críticas que recitan a diario, en todos y cada uno de los medios, este interminable repertorio de sapos y culebras. No lo comenten con nadie pero, en voz baja, he de confesar que sí lo he escrito, aunque tras mucho meditar él solo se lanzó hecho añicos a la papelera. Si así sucedió no fue por el hecho de imitar al resto de escribientes, fue que tuve la sensación de que, al haberlo hecho de memoria, quizás alguno de estos siniestros personajes quedase en el tintero. ¡Puff!. Ya saben lo mal tomados que son los padres de la patria, y no me extraña; quedarse fuera del Top Ten nacional en el listado de corruptos y sinvergüenzas es como no figurar en el libro de autógrafos de Ander Azcárate. Es que eres un don nadie, como si no existieras.

Hace unos días, me contó un buen amigo, para entretener a su nieto de doce años lo sentó sobre las rodillas y, con el mayor entusiasmo, comenzó a narrar la historia de Alí Babá y de los cuarenta ladrones. Quieren creer que tras explicar que Alí se había subido a un árbol para contar el número de ladrones y averiguar a dónde se dirigían?, ni tan siquiera le permitió describir cómo su jefe, que iba a la cabeza, dejó por un instante en el suelo su pesado zurrón, se irguió cuan alto era frente a la roca y exclamó con voz estruendosa, dirigiéndose a alguien o a algo invisible para todas las miradas... Pues, el "llimiago" de él, cuando el abuelo exclamó "¡Sésamo, ábrete!", bostezó, de un salto bajó del cuello y con desparpajo profirió:

-¡Ay, la órdiga! ¡Eres más antiguo que un reloj de pared! A quién se le ocurre endilgarme esta leyenda si desde que nací escucho historias de Gürtel, Correa y Bigotes; incluso de Iñaki Urdangarín y la Infanta; otras de Francisco Camps, Carlos Fabra, Bárcenas y Álvaro Lapuerta; asimismo de Díaz Ferrán, Jaume Matas y compañía; más las de Miguel Blesa, Rodrigo Rato y sus secuaces.

-¡Alto! Me planté, pretendes que caiga en la trampa de nombrar a todos y cada uno de ellos.

-Sí, pero para ladrones estos, y no los sinsustancias del cuento de "Las mil y una noches".

Por lo que mi amigo, cortado, dio media vuelta y se alejó manteniendo el tipo sin mucha convicción.

Pues el infante, que debe ser un Jaimito de tomo y lomo, no conforme con ello, salió tras sus pasos y preguntó al "yayo":

-¿Qué significa la palabra virginidad?

¡Vaya lío! Admitió, ¿Cómo se lo explico a este renacuajo?

-No, no te sofoques que ya lo sé, el diccionario dice que "es el estado de la persona que no ha tenido relaciones sexuales". Es que verás, tanto me gustan los relatos de Sherlock Holmes que a veces quiero seguir sus pasos; por ello no entiendo y me preocupa que todos los que están alrededor de los citados delincuentes jamás se enteran de nada. ¿De todos ellos se podría decir que son vírgenes? ¿Está bien empleada esta expresión, es adecuada?

Tanta perspicacia me dejó de piedra; a ver si el niño va a ser un superdotado, con los problemas psicológicos que eso conlleva. Claro que, a poco que los adultos reflexionáramos, tendríamos la mosca tras la oreja. Puede haber alguno virgen y mártir; asimismo existirán solo vírgenes; otros, los menos, serán castos y puros?, si bien como decía el inolvidable Jardiel Poncela "Pero? ¿hubo alguna vez once mil vírgenes?".

¿Cómo es posible que a través de los años se hayan forjado historias y leyendas de personajes públicos que, a costa del poder que ejercían, se estaban forrando cuando hasta los pobres e ignorantes ciudadanos de a pie lo maliciábamos, y, por el contrario, los políticos de turno continuasen en la inopia conservando su virginidad? O es que miraban para otro lado porque les iba bien en el machito, o es que son imbéciles y no merecen los puestos que ejercen. ¡Por favor! Nadie se de por aludido si hablo de presidente del Gobierno y exministros; presidentes de autonomías de Norte, Sur, Este, Oeste y Cataluña; ayuntamientos de los cuatro puntos cardinales; consejerías de todo tipo, signo o color; centrales sindicales con cualquier sigla o con todas; partidos políticos con "caja B"; Confederación Empresarial al más alto nivel; capos, tíos, sobrinos, primos y demás familia que proclaman su virginidad desde todos los ámbitos del Estado; esquivan la mirada, atusan el bigote, retuercen la barba y proclaman: "¡A mí que me registren! Soy virgen por parte de madre, padre, hijo y espíritu santo".

De acuerdo que este mafioso sistema funciona cuando trasladan o mandan a la puñeta a los jueces que persiguen a estos delincuentes (Garzón, Elpidio, en breve a Mercedes Alaya), por algo la casta es intocable. Buen ejemplo es un simpático chiquilicuatro (si no hubiera estafado lo sería aún más) que engatusó a un porrón de gente con la historia de unas relaciones al más alto nivel. ¿Qué será, será?, que se hacen de oro al facilitarles negocios oscuros y comisiones turbias y por eso comulgan con ruedas de molino?

Leyenda urbana o tendrá razón el pueblo soberano, sabio por naturaleza, cuando afirma que si, de chiripa, un profesional de la política trata de comportarse honradamente, solo tiene dos opciones: corromperse y ponerse a la altura del resto para enriquecerse, cuanto antes mejor, o recoger el petate, hacer mutis por el foro y dedicarse a su trabajo habitual. No creo que así sea, si bien los últimos arrestos de la "operación Púnica" me llevan la contraria. Es irritante escribir un artículo vislumbrando que a los diez minutos estará desfasado. El próximo hablaré sobre la prehistoria, espero que esta no me decepcione.

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