La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Sol y sombra

Catarsis en las urnas

No basta con votar a Syriza y señalar a Merkel

Tanto si se trata de una recuperación de la dignidad nacional como si es un paso más al vacío, las grandes conclusiones sobre lo que les ha ocurrido deberían extraerlas los griegos partiendo de ellos mismos. No invocando continuamente, víctimas de su dramática situación y del populismo, a Merkel, por culpa de la deuda contraída con la UE.

Guardo desde mis primeras lecturas de Kazantzakis, Seferis o Katsimbalis - el Coloso de Marusi, que inmortalizaría Henry Miller- un cariño especial por la Grecia moderna. Pocas veces he encontrado mejores anfitriones, más simpáticos y generosos que los griegos. Esa buena relación existe desde hace mucho tiempo y desde entonces cualquier cosa mala que les sucede me entristece.

Ahora bien, ello no me obliga a dejar de reconocer que el problema de Grecia son los griegos. De igual manera que los italianos lo son en Italia y los españoles en España. Con la diferencia que el primero de los casos, unido a la falta de recursos, cuadruplica en incompetencia y corrupción a los dos siguientes.

Antes del último cataclismo y la catarsis de ayer en las urnas, dos palabras griegas han servido para definir el estado de las cosas: fakelaki y rousfeti. Fakelaki significa sobrecitos, sobornos; rousfeti, favores políticos. Estos últimos prevalecen en todos los ámbitos, desde la educación a contratar polémicas operaciones inmobiliarias con monjes ortodoxos. La corrupción y el amiguismo forman parte de la tradición helena de los últimos tiempos; son los grandes contribuyentes a la deuda del país. Por culpa de esas prácticas el Estado griego llegó a perder cada año el equivalente de, al menos, el 8 por ciento de su producto interior bruto. El acatamiento de las normas ha sido una cuestión de deshonra en Grecia, al cumplidor, por lo general, se le tenía por estúpido.

Todo ello independientemente de votar por Tsipras y hostigar a la canciller alemana por las políticas austeras.

Compartir el artículo

stats