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Cien líneas

Impuestos

Como Mariano Rajoy es del PSOE, Pedro Sánchez -según se vio ayer- milita ya abiertamente en Podemos. Bueno, se le adelantaron ZP y Bono pero esa es ya otra historia. Y en tal pelea sin fin, para demostrar quién es más socialista, los que pierden son los ciudadanos porque sus intereses siempre naufragan en una ideología que cuando no es totalitaria es lamentable. Ahí está el impuesto de sucesiones que, como se vio el otro día en un debate en esta casa, anima a la gente a marchar de Asturias. Los impuestos animan a marchar de España entera porque son insoportables o porque van a los bolsillos de los corruptos o porque, sencillamente, hunden no ya las economías individuales sino el conjunto y en los naufragios colectivos no se puede vivir.

Cada cual trabaja la mitad del año para el Estado en todas sus formas alotrópicas. Hace mil años, el diezmo era un escándalo y los campesinos se levantaban con sus hoces y martillos contra la insoportable opresión feudal. Ahora el índice es cinco veces superior y nadie rechista.

Los gobernantes, encima, presumen de gasto público así que de recaudación. Es como si dijesen: "te quito cien, me quedo con la mitad, te devuelvo el resto en servicios y prestaciones de tercer nivel y, venga, apláudeme y vótame, por lo bien que me porto contigo". Aunque parezca increíble así son las cosas.

El absurdo solo se explica apelando a una pulsión insuperable y elemental: el común no quiere libertad sino tener un amo benévolo.

Por eso cuando más a la izquierda, cuando más estatista, cuando más se manifieste y declare un gobernante como leal servidor del temible Leviatán más votos tendrá.

Rajoy y Sánchez compiten por ver quién es más socialista. No hay duda. Acabará ganando Pablo Iglesias II.

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