Convengamos que en los "Oscar" de la política asturiana, Carmen Moriyón saltó a la parrilla hace cuatro años como actriz secundaria; y que por el arte de birlibirloque de la espantada casquista, la alcaldesa de Gijón pisa ahora la alfombra roja como protagonista de largometraje, del brazo de Couto, actor de reparto que rechazó encabezar el cartel de los estrenos de primavera. La productora del Foro gijonés quiere rodar ya su propia película, sin el tutorial de las siglas de FAC; y pretende abrazar en los créditos a la estatua de la libertad hecha mujer de Columbia Pictures, antes que entregar su caudal al león rugiente de la Metro. No duden de que, pese a los repetidos mensajes de integración y de unidad, Foro de Gijón se muestra disconforme con la nominación de Cristina Coto, a quien Cascos le ha cosido un vestido a su medida (a la medida de él, que como los viejos mitos de Hollywood, se resiste, entre insistente y patético, a dejar de chupar cámara).
