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Inutilidad de las tácticas

Los "culebrones" deportivos del verano

Durante el estiaje informativo que provoca la ausencia de competiciones oficiales, los aficionados al fútbol entretienen el tiempo comentando los fichajes de los equipos y los ensayos previos. Hace años, en España, país de clima semiafricano en la mayor parte de su territorio, los equipos más poderosos económicamente desplazaban a sus jugadores a lugares frescos del centro o del norte de Europa huyendo del calor. Y los de menos presupuesto se arreglaban desplazándose a localidades montañosas o balnearias cercanas, en la idea de que el entrenamiento en altitud, o con la ayuda de inmersiones en aguas salutíferas, predisponía el cuerpo de los atletas para resistir mejor la dura temporada que se avecinaba.

Pero todo eso se ha transformado. Entre la globalización económica y el cambio climático, la rutina preparatoria de los equipos de fútbol se ha alterado notablemente. Los de alto nivel viajan al otro extremo del mundo por compromisos publicitarios, y los de andar por casa tienen que conformarse con no salir de su ciudad porque no hay dinero para pagar el hotel y la comida a la numerosa tropa que se moviliza. No obstante, el deseo de hablar sobre el deporte favorito no cesa y en los medios se improvisan polémicas sobre cualquier cosa.

Unas veces el pretexto es la excesiva demora en un fichaje por discrepancias a la hora fijar el montante de la operación. Y otras, el cambio en el esquema táctico de un equipo derivado de la contratación de un nuevo entrenador. A estas polémicas artificiosamente creadas se les llamaba antes "serpientes de verano" pero desde hace un tiempo han pasado a denominarse "culebrones", para no salirnos de la misma escala zoológica (¿qué es en realidad un culebrón sino una serpiente más pequeña?). Este año, la culebra de verano en los medios fue la salida de Casillas del Real Madrid hacia el Oporto, la subsiguiente contratación de De Egea para sustituirlo, y el hipotético traspaso de Ramos al Manchester United, muy decepcionado de que su amor a los colores no se traduzca en la cantidad de dinero necesaria para hacerlo más visible.

Todos estos casos culebrearon en los medios para llamar la atención y salvo en el caso de Casillas todavía no se han resuelto. Como tampoco se han resuelto las dudas de Benítez sobre el esquema táctico a emplear la próxima temporada. Según nos cuentan, era partidario del 1-4-3-2-1 que, en su opinión, es la fórmula que no solo mejor se adecua a su idea del juego sino que sirve a ocupar más racionalmente el campo. Benítez había llegado a esta conclusión después de numerosos ensayos prácticos y pretendía implantarla en el Madrid, pero la realidad le ha hecho cambiar.

El Madrid del señor Pérez es un equipo en el que hay que conciliar (nadie sabe por qué) los caprichos de las estrellas contratadas a precio de oro con la necesidad de ganarlo todo y además dar espectáculo. Quienes lo conocen apuestan por que reforzará la defensa y luego dará libertad a los millonarios para que justifiquen la nómina.

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