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La esquina

Buena gente al volante

Los radares cercanos a Gijón no son un buen negocio recaudatorio

Los conductores asturianos no son precisamente los más imprudentes de España. Que el radar más activo sea el de Serín, en la "Y", por el que pasan cada día más de veinte mil vehículos y que sólo merezca sanción una media diaria de quince demuestra la afirmación anterior.

Las quince sanciones al día no llegan ni siquiera a la media de una a la hora. Es una cifra muy baja, una especie de honra para los usuarios de la vía. Es cierto que la "Y" no es precisamente una autopista que invite a los excesos en la velocidad. Por trazado y por afluencia de vehículos, lo aconsejable es la prudencia en la velocidad y en todas las actitudes de la conducción.

Hubo un tiempo, lejano pero menos, en el que la "Y" era pasto de sorpresas. Existen fotografías de burros y caballos yendo de un lado a otro de la vía; fueron abundantes los conductores que circulaban por los carriles equivocados y hubo tremendos accidentes nocturnos que llenaron de angustia a quienes circulaban en aquellas fatídicas horas por la calle mayor de Asturias.

Quince denuncias al día se convierten en casi cinco mil setecientas al final del año, que son muchas, pero casi insignificantes si se comparan con las casi sesenta y tres mil que se ponen en un tramo de la A-45 en Málaga. Ésos son radares mayores.

Por no hablar de las tres denuncias que salieron el año pasado del radar situado en la A-8 en Somonte. Está claro a la vista de los datos que la Dirección General de Tráfico tiene que estar satisfecha del comportamiento de los automovilistas asturianos, si tomamos como modelo los que circulan por Serín o por Somonte.

Por cierto, es curiosa la inflación de radares en los territorios gijoneses: Serín, Tremañes o Somonte. Será que por aquí se sitúan los tramos más usados por el vetusto parque automovilístico asturiano. Los radares de por aquí no son tan buen negocio; otros recaudan mucho más.

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