Los datos del turismo en la región este fin de semana han sido muy alentadores, según las referencias publicadas ayer. Es verdad que, como apuntaba un comentarista, el auge del sector tiene su precio y sus contrapartidas. Pero no conviene ser pesimistas ni asumir un ecologismo exacerbado, aunque sí exigir que las administraciones tomen las debidas cautelas de protección del ambiente y del patrimonio.
De siempre, las cámaras de comercio en la región vienen advirtiendo que el turismo es potenciable en Asturias. Pero más que el de sol y playa, creo, sería un tipo de turismo muy específico: activo, cultural, deportivo y religioso, áreas que abarcan un amplio abanico: gastronomía, termalismo, patrimonio, senderismo, deporte? Covadonga, los prerrománicos, la catedral de Oviedo, el primitivo Camino de Santiago?
Con el beneficioso denominador común, por nuestro caprichoso clima, de no estar ligado necesariamente a las veleidades de la meteorología local y ser por lo mismo permanente. Una de las dificultades tradicionales en la potenciación del sector han sido, sin duda, los marcados localismos de siempre, sobre todo en la zona central (Oviedo, Gijón, Avilés), clave en el sector.
Cada cual hizo y sigue haciendo su publicidad nacional por su cuenta y a su modo. En nuestra pequeña historia regional están, por ejemplo, los problemas para unir precisamente las tres cámaras citadas. Costó décadas, por otra parte, unificar las hojas del lunes y las asociaciones de la prensa que algunos propusimos en el año 70.
Sin duda, la unión hace la fuerza. Sería hora de superar los particularismos en beneficio de todos, como se puso de relieve en el Congreso de Periodistas de Turismo de hace 22 años en Asturias y aún en las Jornadas sindicales anteriores con la actuación estelar del recordado Magín Berenguer. El tema da para mucho más.
