El presidente del Principado, Javier Fernández, confesaba durante su visita institucional al recinto de la Feria de Muestras que los avances tecnológicos eran la gran novedad de este año; o mejor, que la presencia de la tecnología de última generación era la muestra de los cambios y los avances que disfruta la sociedad y que se ven cada año en la margen derecha del río Piles.
La versión presidencial refleja a la perfección la realidad. Sale uno del muy animado stand de EdP, en el que ve trabajar una impresora 3D o se coloca unas gafas de realidad virtual que lo trasladan a una montaña rusa de vértigo, sale uno de ese mundo, decimos, y se encuentra con una tienda que exhibe "drones" de todos los tamaños. La última tecnología convive en amor y compaña con los bocadillos de calamares fritos, o las tartas de queso, o los coches a precios rebajados en una prueba de que la realidad, y no la virtual, se dan cita en la Feria, que acoge multitudes con sol y con nubes en prueba de que cada atractivo tiene su público.
La montaña rusa de las gafas de la realidad virtual o los "drones" conviven con una costumbre que siempre tuvo sabor otoñal, casi invernal, y que se ha convertido por un año en veraniega: las arremetidas de los Presupuestos Generales del Estado. Cada año el proyecto recibe los consiguientes varapalos de presidentes autonómicos o de alcaldes de signos contrarios al del Gobierno central. En Gijón las portavocías de los partidos contrarios al de Rajoy revisan los incumplimientos con la ciudad, incumplimientos que, dicho sea de paso, vienen de muy atrás, algunos hasta de la época de Felipe González, y ya hace años que sacó sus bonsáis del palacio de la Moncloa. Las arremetidas, como los bocadillos y las tartas, conviven con las últimas técnicas. La crítica al Gobierno es algo intemporal, da igual que sea otoño o verano. Sana costumbre.
