La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Editorial

La Semana Grande, cumbre de este Gijón

Con un pregón teñido de color rojiblanco, como no podía ser menos en estos días y por el propio pregonero, el entrenador del Sporting, Abelardo, dieron comienzo las fiestas de Begoña, en Gijón, y por extensión la Semana Grande que llevará a la ciudad y a sus miles de visitantes hasta el domingo día 16. Un pregón teñido de rojiblanco porque Abelardo ha sabido ceñirse al guión que de él se esperaba, con unos oportunos toques de humor que llegaron hasta el plan de vías, reclamado ayer mismo por los portavoces de todos los grupos municipales en una declaración institucional que enseña un consenso inhabitual en la ciudad.

Gijón es ahora mismo una ciudad con problemas; problemas que son comunes a casi todas las ciudades españolas como el paro, que aquí afecta a cerca de treinta mil gijoneses, o la atención domiciliaria, más necesaria que en otras partes a la vista del envejecimiento de la población. Gijón tiene, además, los problemas específicos a los que debe hacer frente en campañas electorales o en situaciones políticas más estables.

Pero estos son días de fiesta, y a la fiesta hay que llamar a gijoneses y visitantes. Los hoteles de la ciudad han puesto prácticamente el cartel de lleno porque los atractivos festivos en la Semana Grande son enormes. Al pregón de anoche siguió el primer concierto del ciclo, a cargo de una habitual de los escenarios gijoneses como es Marta Sánchez. Los conciertos en Poniente se ven acompañados por actuaciones de destacadas orquestas en otros puntos de la ciudad a los que se lleva la fiesta en un deseo de expandir los atractivos por todas las zonas. La música de las orquestas importantes siempre ha contado con una gran atracción entre los gijoneses, que se echan a la calle con esa alegría inigualable que, sin duda, se repetirá durante todos estos días.

Con una novillada con picadores nocturna se abren los festejos de la feria taurina de Nuestra Señora de Begoña, que crece cada año hasta convertirse en la cita más importante del norte de España, tras la feria de Bilbao. La gijonesa ha superado aquellos años decadentes y es capaz de registrar excelentes entradas en el más que centenario coso de El Bibio. Una afición fiel y entregada acude cada año en mayor número a un espectáculo de una belleza indiscutible.

Es la noche de los fuegos el culmen de la Semana Grande. Gijón ha sabido dar a esta cita el carácter de imprescindible no sólo en los festejos populares sino como ocasión única para que las familias se reúnan a disfrutar del espectáculo pirotécnico en un ambiente alegre y gastronómico, fiel al estilo de la ciudad. La madrugada previa al día grande del calendario festivo gijonés es el culmen de una semana en la que Gijón se echa a la calle a disfrutar del amplio programa y que abre los brazos para recibir a los miles de visitantes que animan de forma espléndida una ciudad acogedora y hospitalaria.

El mejor Gijón hace un alto festivo en su quehacer diario con todos los derechos. La Semana Grande viene desde la historia y se ha afianzado en el imaginario popular por encima de las lógicas evoluciones políticas y sociales. El verano gijonés, formidable siempre, hace cumbre en la Semana Grande. Que la fiesta llegue a todos.

Compartir el artículo

stats