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De Babel a Navelgas

Tras el Mundial de bateo de oro

Navelgas es como la aldea de Astérix, de Obélix o de Panoramix; también hizo frente a Roma, aunque se nos fueron con el oro, pero nos dejaron el bateo, los castaños, la cal, los caleiros, los puentes... y las calzadas, que desde entonces, apenas si se tocaron.

Nuestra pequeña aldea ha cobrado el pulso en esta última semana, pasando de un desierto rural a un lugar idílico, salido del letargo, con inusitada actividad en donde las lenguas, como si de una nueva Babel se tratase, se mezclan, pero no se confunden. Aquí, de un día para otro nos despertamos siendo políglotas, lo que nos ha dado fuerzas para construir esa nueva torre y alcanzar el cielo, en esta ocasión el de la ilusión; al igual que el rocío refresca las rosas en la mañana, así nosotros respiramos el aroma de la esperanza sintiéndonos de nuevo con vigor para salir de esta larga travesía del desierto, llamada crisis, que ya nos tiene aburridos, aunque no nos faltan jabalíes, salidos de la espesura del bosque, para facilitar la despensa de los Obélix de turno.

La torre se ha construido en pocas semanas con la ayuda municipal y del Principado; la mano de obra, en esta ocasión, ha sido aportada por una juventud entusiasta y voluntariosa que ha recibido a los bateadores multirraciales, procedentes de los cinco continentes; recuerdo, cuando empezamos con el bateo, que se ponía en internet, Praga-Navelgas y te daban varias opciones de cómo llegar, a pesar de que apenas sabíamos de la existencia de Praga y estábamos convencidos de que Navelgas era el centro del universo, ahora ya cambia porque Google nos pone al día.

Uno se sentía importante, porque el que haya muchas razas y lenguas en una ciudad no llama la atención, pero ver esta afluencia multinacional convirtiendo una humilde aldea, en donde ya no quedan talabarteros, sastres o zapateros ni madreñeros, en una pequeña ONU, es como culminar la torre de Babel y tocar el cielo, aunque esto no deja de tener sus riesgos y éste es el de que se derrumbe, como ha ocurrido con muchos ídolos con los pies de barro; habrá que ponerle unos buenos arbotantes para reforzarla. No podemos olvidar que ya hemos tenido un Europeo, fantástico, otro Mundial, aún sin crisis, y ahora, éste, todo un éxito gracias a la colaboración de unos entusiastas voluntarios, el problema nace al día siguiente.

Una vez más Navelgas se llena de armónico colorido aportado por las banderas ondeando al viento en los mástiles de las tiendas de campaña, en las ventanas de las casas o portadas por los equipos en el desfile inaugural, es curioso con que entusiasmo y orgullo enarbolan sus banderas estos pueblos, será cuestión de hacer un estudio sociológico a nuestro pueblo, aunque, en el desfile, parecía que algo se nos había contagiado, quizás haya sido el ejemplo de Pedro Sánchez con su exaltación de los colores patrios.

El Campeonato Mundial de Bateo ya terminó. Hay que felicitar a la organización porque ha sido todo un éxito. Esta gran familia que ha mezclado sus lenguas con el cálido afecto de la amistad y la esperanza, se prepara para la despedida en el umbral de la puerta se donde se repasan las vivencias, como si nadie quisiese irse ni nadie quisiese que se fueran. Ha sido una semana de convivencia, de esa convivencia de la que tan escasos momentos tenemos para disfrutar. El sábado tras la entrega de trofeos partieron, cada uno para sus lugares... y nosotros, una vez más nos quedamos huérfanos y solitarios y despertando a la realidad cotidiana, porque las luces del escenario se apagan y tras las bambalinas aparece la tramoya. El campo de fútbol sin evento y sin equipo volverá a sentirse abandonado.

El lunes, hoy, al amanecer bajo la niebla, pensamos que ahí están esos pueblos que hemos conocido y que nos han conocido, pero no, cuando la niebla se disipe también nuestros sueños se desvanecerán y con ellos nuestras ilusiones, por esa fundación, que se jubiló como Escuela Hogar, volverá a cerrar sus puerta y albergar el abandono; el Polideportivo seguirá sin poder usarse y las carreteras de la comarca continuarán aumentando sus baches, pero ¡qué leches! por una semana hemos escalado a la cima de la torre de Babel y hemos tocado el cielo, ¿qué mas queremos ? Es lo que tiene la fiesta, detrás llega la resaca, que nos quiten lo bailao.

Nos han faltado gentes, porque en esta gran familia todos tienen nombre y apellidos, pero siempre los recordaremos. Ahora, a tratar de que el aroma de la vida, que nos ha aportado este mundial, no se pierda.

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