Mucho más revisable que la prisión perpetua para los criminales fetén -lo que parece incompatible- sería el afán tan español de que casi todo el mundo tenga que ir de vacaciones a la vez dejando para casos urgentes tan sólo un retén de guardia. España se paraliza y da la impresión de que no pasa nada grave.
Mas si el bien común no sufre demasiado con la parada de un mes, si lo hace un conjunto de legítimos intereses privados. Sé de un caso de hace años, ligado con un retiro complicado que exigía ciertas gestiones, una de las cuales fue una urgente llamada telefónica al Departamento ministerial:
-Buenos días. Con vistas a la jubilación, he de aclarar una irregularidad en mi nómina, por favor. Soy miembro del personal laboral transferido del organismo autónomo tal y tal?
-Le paso con Servicios.
El comunicante repite todo lo dicho y escucha:
-Veré si hay alguien en Personal.
Hay varios traspasos infructuosos de la llamada durante más de un cuarto de hora, hasta que se establece la comunicación con alguien responsable:
-Al habla Michelena.
Son suprimidos los términos de gracia o cortesía y el peticionario va directamente al grano:
-Escuche, señor Michelena, mi caso es el siguiente?
-Perdone, debe usted llamar en septiembre.
Mi amigo, con voz entrecortada por la emoción y una clara empanada mental, clama:
-¡Michelena, óigame, por favor! Soy del personal territorial amparado por el jefe y tengo irregularidades en el Organismo Autónomo? ¡Michelena, Michelena, por amor de Dios?!
Michelena había colgado. Es histórico, palabra.
