Cada vez son más los agricultores y ganaderos que comercializan directamente sus productos, sin intermediarios que encarezcan la compraventa. Resulta curioso que en la galaxia de la globalización comience a primar lo cercano, el comercio de proximidad, el retorno a la aldea. Es cuestión de precio, pero también de confianza. Ocurre también en la compraventa de noticias: el periodismo local soporta con más entereza los embates de la crisis que los medios nacionales. Nos fiamos más del tendero de toda la vida, del periodista de cercanía reconocido y reconocible por su firma que de la información que inunda las redes sociales, cuya procedencia con frecuencia no incluye código de barras. La fiabilidad es la clave de cualquier negocio. Ser creíbles, ofrecer un producto fresco, dar garantías al consumidor son normas esenciales que valen igual para un periodista que para un hortelano, un productor de leche o un panadero.
