No cabe duda de que en agosto las encuestas, los estudios y los informes dan un juego envidiable. Será que los autores de los mismos se reservan el mes de verano por antonomasia para darlos a conocer. El último ofrece datos insólitos sobre el número de infieles, por ejemplo, en Gijón y Oviedo. Algún experto sociólogo ya tiene tarea para el otoño: averiguar las causas por las que el número de infieles es mucho más alto en Oviedo que en Gijón, con bastante más población y con fama de ciudad más fiestera, con todo lo que ello significa. La página donde los infieles se inscriben está sometida, como es lógico en el mundo de las redes, a bromas y falsificaciones, pero los datos ofrecidos obligan a un estudio profundo de ellos. Algo está pasando cuando Gijón, siempre en cabeza de cualquier dato, queda en éste en la segunda plaza. La primera hipótesis es materia reservada.
La caja