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Xuan Xosé Sánchez Vicente

Magia y apariciones feriales

La idea de que los gobiernos pueden cambiar el "modelo económico"

El martes 11 de agosto caía por la Feria de Muestras de Xixón la guayabera blanca vestida por su ocupante habitual, don Emilio León, quien aprovechó la ocasión para proferir los tópicos y fórmulas mágicas rituales de su formación y las comunes con otras.

Me centraré en dos de estas: cambio de modelo económico y concertación.

La idea de que la política o los gobiernos pueden cambiar el "modelo económico" es puro recurso a la magia. La economía cambia cada día, pero lo hace en virtud de las decisiones de las empresas y de los condicionamientos del mercado y de la sociedad. Creer que puede hacerse desde el boletín equivale a pensar que se puede cambiar por decreto la ley de la gravedad. Y, en todo caso, pensar que políticos y funcionarios sabrían exactamente qué se debería hacer equivale a pensar que un niño de seis años podría diseñar un viaje a Marte.

Respecto a la concertación, vengo diciendo reiteradamente que eso, que tanto entusiasmo provoca en Asturies, es puro primorriverismo. Que se sustraigan decisiones de inversión y legislación al Parlamento para que los tomen agentes particulares no constituye un ejemplo de democracia. Y, por supuesto, cada uno de esos agentes traslada ahí sus intereses particulares, su visión parcial o prejuiciosa del mundo y obtiene unos ciertos beneficios, de poder u otros. Aumentar el número de participantes en esa feria, como proponen don Emilio y Podemos, no garantiza más acierto, sino, al contrario, la representación de más intereses particulares y de visiones parciales o prejuiciosas.

Ello, además, plantea un problema de fondo: si los partidos no saben lo que pasa en la realidad, ¿qué hacen ahí? ¿Cuál su valor o utilidad? ¿Y cómo saben siquiera a quién deben preguntar para informarse o cuál de las opciones consultadas es buena o cuál un disparate?

En realidad, se cuestionan a sí mismos y a la democracia.

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