La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

En clave de sol

Veranos de ayer y hoy

La vida no sigue igual pero casi lo parece

Esta columnita, agosteña y sustitutiva, cumplirá pasado mañana veintiséis años y un día, amable condena que ha cumplido con gusto el plumilla desde su retorno a la ciudad. Un cuarto de siglo con estrambote que, si diez años no es nada como cantaba Gardel, sumará dos nadas y media, si así se puede decir.

Pero esa larga distancia en el tiempo, a caballo de dos siglos nada menos, habrá cambiado muchas cosas en el mundo, como cabe suponer: las costumbres, la tecnología, el nivel de vida, la política, los conflictos internacionales, la educación, la ciencia, los intercambios, el deseable entendimiento entre las gentes, los protagonistas?

Para tratar de comprobarlo, el firmante ha querido consultar la actualidad de aquel agosto de 1990, cuando quedaba todavía una década del siglo veinte por vivir. Confieso que he llevado una sorpresa al comprobar que, sin negar esos cambios evidentes y los sucesos puntuales, sobre todo tecnológicos (incluso dinerarios con el cambio de moneda), el denominador común del verano podría trasladarse a hoy en lo fundamental.

Las fiestas, los viajes, las playas, la circulación con sus accidentes, como mal necesario permanente y trágico tributo al gran dragón de nuestro tiempo? ¿La vida sigue igual? En cierta manera, sí. Es verdad que quienes hayan nacido en aquel entonces ya son mayores de edad desde hace ocho años. Pero todos seguimos haciendo más o menos lo mismo.

Incluso muchos de los protagonistas de aquel tiempo siguen sonando hoy y están, en el mejor de los sentidos, de cuerpo presente entre nosotros, dicho sea con alguna licencia: Alfonso Guerra, Javier Arzallus, Marta Sánchez, Julio Iglesias, Madonna, incluso el fértil Pedro de Silva y aún este escribidor que firma.

Compartir el artículo

stats