Más de siete mil asturianos, los profesores interinos que esperaban destino, han visto cómo un fallo informático los ha dejado a la intemperie en sus legítimos planes vitales. No se puede dejar para el último día la publicación de los destinos de tal cantidad de profesores, que tendrán esposas/os, hijos, familias y ganas de saber si van a dar clase en Tineo o en Llanes sin tener que enterarse tarde, mal y nunca.
Los destinos del profesorado interino no pueden estar al albur de un sistema informático que puede fallar, y falló, como si fuera el sistema informático de un banco al que se le apagan los cajeros en el fin de semana, con el consiguiente perjuicio para el cliente.
Una Consejería, la de Educación, no puede repetir el esperpento del Real Madrid o del Manchester United, incapaces de resolver las idas y venidas de dos futbolistas en tiempo y forma. Un Gobierno, el del Principado, ha de resolver cuestiones cruciales para profesores, alumnos y padres aprisa y corriendo, en el último minuto. Y tras el garrafal fallo, limitarse a pedir disculpas a los afectados.
El incidente de los destinos de los profesores interinos asturianos no se puede producir en el siglo XXI y en una autonomía que se creó para resolver mejor que los gobiernos centrales los problemas de sus ciudadanos. Las quejas de los afectados son perfectamente comprensibles y hasta son quejas moderadas para el perjuicio al que se han visto sometidos.
La situación creada da una imagen de un Gobierno asturiano chapucero y caótico. Los interinos bastantes problemas tienen por no contar con una plaza fija como para que les añada la Administración inconvenientes a sus vidas, que han de organizar curso a curso. Nadie se merece que le den destino en el último minuto y menos, que le alarguen la espera con la disculpa de una web bloqueada. No hay bloqueo que valga.
