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Olvido o miseria humana

Observaciones en torno a la actual situación de los refugiados en Europa

Querida Manolita: un día más quiero escribirte a ese destino sin dirección donde te encuentras, pero mi intención no es otra que la de luchar contra esa tendencia natural que los humanos tenemos hacia el olvido, y yo no me resigno a aceptar que has desaparecido, así, sin más, al igual que los padres de Marta del Castillo siguen luchando por la recuperación del cadáver de su hija, y tantos y tantos otros buscan a sus hijos y familiares desaparecidos; esos casos creímos que se daban solamente en las grandes ciudades, por ello nos sorprende, en medio de este Estado del bienestar, que en un pueblo como Naraval y a pleno día desaparezca una vecina sin dejar rastro.

Manolita, me gustaría que siempre tuvieses a un pariente o a un vecino que te escribiese, que no te ocurriese como al coronel de la obra de García Márquez, que no tenía quien le escribiese; quiero que a ti te escriban y que te cuenten cosas que por aquí están sucediendo, que te hablen de las hortensias a la puerta de tu casa o de las fiestas de Naraval, de cómo fue el verano y cómo se acerca, de nuevo, la soledad del invierno. ¿No te habrás ido, voluntariamente, cansada de la monotonía de nuestra sociedad?

La frase más común de las lápidas es la de "tu familia y amigos no te olvidan". Luego están las de los caídos en las manifestaciones o en los atentados: "Compañero o camarada, Juan Sin Tierra, siempre estaremos contigo, te vengaremos, te tendremos presente..., o cualquier otra frase hecha". Un par de años más tarde ya nadie se acuerda ni del suceso ni del nombre.

Manolita, no te lo tomes a mal, pero así somos los humanos, monedas de cambio y masas manipuladas en función de los más diversos intereses. Tú, querida Manolita, solamente eras una mujer sola y no tenías para aportar más que un voto; eres una simple humana, pero fotografiarse a tu lado no nos daba realce, si al menos fueses concejala. Así nacen los pequeños Nicolases, que no han aportado nada pero que se convierten en vividores o "Rasputines" de la época, a base de "dorar la píldora" al que ostenta el poder, otorgado por el pueblo, con frecuencia por un pueblo indolente y deslumbrado por el "sol naciente" del nuevo imperio europeo, que antes de verlo "cuajado" ya lo empezamos a ver quebrado, y más en valores que en euros, aunque sean estos últimos los que más nos preocupan y que a pesar de nuestras crisis otros pueblos ansían ocupar estas tierras porque en las suyas no hay crisis, solamente hambre y muerte... Y ahora nos alarmamos a la vez que queremos olvidarnos de lo que pasa, al igual que nos olvidamos de ti, así es la miseria humana.

El mundo está, parafraseando a Mafalda, para bajarse de él. La hipocresía y las miserias humanas nos corroen más profundamente que el ácido al hierro y siempre nos toparemos con alguien que, convencido, te dice: "Esto ha ocurrido siempre", y se queda "tan pancho", así nos justificamos, al igual que cuando con gran sorpresa nos alarmamos por los que roban en los cargos y te contestan: "Bastante más robaron los otros...", y tira de largo que paga el Estado. ¿Cuán lejos estábamos de pensar esto cuando nos creíamos que el sistema democrático iba a ser la "panacea"? Sin tener en cuenta que no fallan los sistemas, fallamos los humanos.

A grandes rasgos, éste es el triste panorama de un mundo lleno de ambiciones materiales, pero vacío de sentimientos; supongo que te habrás enterado del estado en que se encuentra Europa, de los cientos de personas que tienen el Mediterráneo, ese mar de las mil culturas, como tumbas. El mundo desarrollado alcanza un Estado del bienestar y consumo, en gran parte, vendiendo armas al Tercer Mundo, al mundo del hambre, donde cada cinco segundos muere un niño de hambre, y nosotros, mientras tanto, malversamos ciento setenta toneladas de tomates en una fiesta, además de las fritas desperdiciadas o de las carnes desperdiciadas.

Manolita, parecía que ya lo habíamos visto todo, pero en los últimos días apareció, en un lugar tan desarrollado como Austria, un camión frigorífico abandonado en una autopista en cuyo interior se hacinaban los cadáveres de setenta refugiados muertos por asfixia. Esto nos retrotrae a un pasado no muy lejano; ¿seremos tan bárbaros de repetir la historia?, ¿para qué nos ha servido el acabar con los analfabetos, para ser más sutiles en las torturas?

Son épocas de verano, de fiestas, de bacanales y orgías; de desfiles y algarabías multicolores; tambores, gaitas y trompetas, de manifestaciones antitaurinas contra la crueldad animal, de circos romanos en donde los nuevos imperios para no molestar a los leones se hacen las ejecuciones de los herejes en masa, con nuestras propias armas, y al igual que en el Circo del Sol incorporamos la tecnología de los drones.

Estamos, querida Manolita, entre el olvido y la miseria humana. Tendremos que recuperar nuestra dignidad para no olvidar que un día te fuiste, sin despedirte, y nadie sabe de ti.

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