La filosofía nace con Pitágoras cuando comprueba la inconmensurabilidad entre la hipotenusa y el lado, cuando descubre que existen los números irracionales. Nuestra cultura -que se llama civilización- se distingue de otras por la filosofía. Y la filosofía consiste, desde sus inicios, en la reflexión sobre cuestiones que no tienen solución. Así de dramático.
El ingeniero Carlos Slim va a lanzar una cadena de tiendas de ropa con el epígrafe "Philosophy", una suerte de filosofía materialista, y ya se sabe que al respecto el campeón mundial es nuestro Gustavo Bueno, por lo demás muy relacionado con México por razones familiares. Y Slim es de Oviedo por el equipo azul, que de ésta también se asegura la equipación.
El mono desnudo, como calificó a los humanos Desmond Morris, allá por los felices sesenta, no tiene remedio porque la ropa no pasa de sucedáneo. Pero, claro, no somos monos desnudos como tampoco los chimpancés son hombres peludos. Ahí está el equívoco.
La ropa, útil en mil dimensiones, a estas alturas es esencialmente mensaje: dime cómo vistes y te diré quién eres. ¿Cabe algo más filosófico ya que es imposible saber cómo es cada cual?
Slim va a vestir al mundo -no me cabe ninguna duda de su éxito- con los valores del imperio hispano, nacido en Oviedo. Al tiempo. Gustavo Bueno se lo puede explicar en una tarde. Lleva años insistiendo en esas coordenadas -en el ortograma de Oviedo-, aunque aquí no se haya enterado apenas nadie. Pero desde allí y desde personajes que les dan cien vueltas a los de aquí -los terceristas asturianos no maniobran sólo contra el Oviedín- la captarán a la primera.
En dos palabras. Gustavo Bueno afirma que el idioma no es funcional sino esencial. En español no se piensa igual que en alemán o francés. Y el español está llamado a ser el gran idioma universal: una excelente percha para "Philosophy". O sea, ¡hala Oviedo!
