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La esquina

Desafío logístico

Aspectos inéditos de la atención a los refugiados

La crisis abierta por la masiva llegada a Europa de miles de refugiados que huyen de zonas en conflicto, como Siria, Irak o Afganistán, pone a la Unión Europea ante un desafío de enormes proporciones que va a poner a prueba su capacidad política, primero, y luego, logística. La crisis, que según algún destacado portavoz de alguna fuerza emergente es culpa de José María Aznar por la foto de las Azores, sin que se sepa si en Gran Bretaña alguien ha culpado de ella a Tony Blair, ha mostrado que la canciller alemana es algo más que la gruñona que sólo sabe echar cuentas. Angela Merkel ha abierto las puertas de su país a la marea de ciudadanos que buscan una vida mejor sin pararse a echar cuentas de los costes ni a pensar en los daños electorales que la decisión le puede acarrear. La mala de la película se ha puesto al frente de quienes de verdad quieren resolver el problema.

El problema es de una enorme envergadura y no se va a resolver con declaraciones de bella sonoridad o manifiestos escritos con buena pluma. Hay que organizar el movimiento de centenares de ciudadanos a los que hay que asignar destinos en toda Europa, no sólo en Alemania, con lo que puede que llegue el primer problema, que sólo quieran quedarse en Alemania, donde tienen más facilidad para conseguir trabajo. Hay que albergar a los refugiados en los puntos de destino, hay que darles ropas y alimentos y ofrecerles empleos que les permitan iniciar una nueva vida en la que sus hijos han de tener colegios, guarderías y zonas de esparcimiento, y, por supuesto, todos los miembros de la familia han de contar con asistencia sanitaria.

La tarea es de órdago y no puede quedar en manos de ayuntamientos muy voluntariosos, pero sin medios para afrontar el problema en toda su extensión. De ahí que no habrá nada que hacer si el toro no lo cogen por los cuernos todas las administraciones, juntas y de la mano.

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