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Fernando Monreal

Fernando Monreal

Doctor en Medicina y Cirugía

Mi encuentro con la Courtauld Gallery

Un museo para escapar del gentío de los grandes clásicos, la National Gallery y el British Museum

Aleccionado por lo que podía ser el hallazgo cultural del verano me dirigí a Somerset House, Strand, en Londres. Aquí se encuentra la Courtauld Gallery, que es uno de los museos universitarios más destacados del Reino Unido, pues cuenta con la presencia de 520 pinturas, amén de varios miles de dibujos y grabados. Además, es la forma de escapar del gentío de los "grandes clásicos": la National Gallery y el British Museum.

Según explicó mi guía, la creación del Courtauld Institute of Art en 1932 fue, en gran medida, resultado de la visión de futuro compartida por tres hombres -el magnate textil Samuel Courtauld, el político Lord Arthur Lee de Fareham y el abogado Sir Robert Witt-. Y ya en 2002 el Courtauld Institute se convirtió en un colegio universitario perteneciente a la Universidad de Londres, en régimen de autogestión. El número de estudiantes que cursan Historia del Arte ronda los 400, con 30 miembros del cuerpo de profesorado; todo ello lo ha convertido en uno de los centros más importantes a nivel internacional.

Lord Lee algo debía de saber de arte, pues además de ser un destacado coleccionista -en este placer le acompañaba su esposa Ruth-, llegó a ser presidente de la National Gallery. Por su parte, Samuel Courtauld, empresario textil, tenía un enorme interés por la pintura de Antiguos Maestros, hasta que cambió el rumbo hacia los impresionistas.

Pero, querido lector: no quiero aburrirle con los detalles de la historia del museo, y sí pasar a explicarle el objetivo de mi visita. Varias eran las pinturas que yo quería contemplar ("La Trinidad", de Botticelli; "Paisaje con la huida a Egipto", de Pieter Brueghel El Viejo; "El descendimiento de la cruz" y "La familia de Jan Brueghel el Viejo", de Pedro Pablo Rubens; "Don Francisco de Saavedra", de Goya; "El palco", de Renoir; "Un bar del Folies-Bergère", de Manet; "Los jugadores de cartas", de Cézanne; "Autorretrato con oreja vendada", de Van Gogh?), pero, muy especialmente, ese día estaba dispuesto a recrearme con un óleo de 61,5 x 46 centímetros, pintado por Edgar Degas: "Dos bailarinas en un escenario".

Por todos es sabido que Degas fue etiquetado como "el pintor de las bailarinas". Pues bien, esta obra está vinculada a un grupo de composiciones de bailarinas que ensayan en el escenario; y, en este caso, el autor se concentra en dos figuras frente a unas bambalinas que sugieren la presencia de vegetación. Desde mi visión, da la sensación que las estoy contemplando desde un palco a la altura del escenario.

Las figuras aparecen en típicas poses de ballet, y se encuentran en la mitad derecha y superior del lienzo. La primera bailarina, la que tengo más cerca de mis ojos, lleva una corona de flores rosas sobre su cabeza, a juego con la banda que rodea su cintura; la segunda bailarina viste los mismos ornamentos pero en color verde. En algún texto se menciona que puede tratarse de "El ballet de las rosas", que a partir de la segunda mitad del XIX se incluía como parte de la representación del "Don Juan", de Mozart, en la Ópera de París.

Son dos figuras sencillas, relajantes, equilibradas, puras? No sé qué tiene este cuadro, pero su contemplación me transmite paz; una paz que, en los tiempos tan desquiciados que vivimos, es de agradecer. Pero, querido lector, la Courtauld Gallery tiene un buen número de obras que le están esperando. Anímese y haga una escapada a Londres. Y encuentre la paz entre sus pinturas.

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