Con la bancada de Foro fumándose un puro, frotándose las manos y contemplando los toros desde la barrera; el PP sacando pase de pecho porque al menos por un día se le deja ver el traje de luces en lugar de los chaquetilla de los apagones, y Ciudadanos a lo suyo, a torear de salón, parece que el perdedor del asunto taurino del Pleno del pasado jueves fue el PSOE, por abstenerse en el dilema de tolerar o no las corridas de toros en Gijón. Pero ¿a qué echarse las manos a la cabeza con el voto socialista? En las filas de este partido hay taurinos y antitaurinos. Desconozco en qué proporción, pero resulta coherente no decantarse por una u otra posición cuando en la Casa del Pueblo hay sensibilidades distintas en torno a este asunto. Hay socialistas que van a los toros como parejas gays del PP que se casan. Y no pasa nada, o no debería de pasar. En esta ciudad, como en este país, estamos escasos del remedio casero de la tolerancia.
