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La poca rareza de las Tierras Raras

La Mancha y los elementos metálicos imprescindibles en las tecnologías de última generación

Recientemente se ha divulgado que en la provincia de Ciudad Real, en pleno corazón de La Mancha, se han localizado indicios razonables de elementos químicos pertenecientes a las Tierras Raras (TR), grupo de metales singulares que presentan un gran interés estratégico, ya que son de uso corriente en la fabricación de altas tecnologías.

Cuando era estudiante de Química Inorgánica, el profesor Usón Lacal nos hacía memorizar, como si de una letanía se tratara, la tabla periódica de los elementos atribuida en sus orígenes a Dimitri Mendeléyev. En dicha agrupación, basada en los números atómicos de los elementos, se encontraban las series de los lantánidos y de los actínidos, que llamaban la atención porque, en vez de figurar ordenadamente sus componentes dentro del catálogo, había que leerlos en un listado al margen.

Pues bien, los lantánidos (con números atómicos comprendidos entre el 57 y el 71) junto a los actínidos (números atómicos del 89 al 103) establecen lo que se han venido a llamar Tierras Raras, pero que no son tales tierras y tienen escasa rareza, pues están bastante extendidas por la corteza terrestre, aunque poco concentradas. Sus nombres no son tan populares como el hierro, sodio, etcétera, suenan algo raro para los no iniciados. Una quincena representa a los lantánidos: lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometio, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio. Otros quince integran los actínidos, entre los que sobresalen el escandio y el itrio. Entre los minerales portadores, todos de génesis magmática, cabe destacar los siguientes: allanita (un silicato con cerio), xenotima (fosfato de itrio e iterbio), monacita (fosfato de cerio, lantano y neodimio), bastnasita (carbonato con cerio, lantano e itrio) y parisita (carbonato de cerio, lantano y neodimio). Ocasionalmente, los procesos erosivos de las rocas madres que los contienen dan lugar a concentraciones de depósitos tipo placer, en forma de arenas o arcillas enriquecidas en esos minerales.

Sin duda, se trata de nombres poco familiares, pero el asunto es que son de amplísima utilización en tres trascendentes campos industriales: la electrónica de última generación (ordenadores, televisiones, pantallas táctiles, láseres, baterías, teléfonos inteligentes o smartphones,?); el sector de la energía limpia, al ser necesarios en imanes o magnetos que requieren tanto los modernos vehículos (coches híbridos y eléctricos), o los trenes de levitación magnética de Alta Velocidad, como las turbinas eólicas, sin obviar los ámbitos de eficiencia energética, sobre todo en tecnología led (diodo emisor de luz), y la industria armamentística, principalmente en los sistemas de comunicación adheridos a misiles o drones.

Hasta ahora la producción de estos materiales está acaparada de forma casi oligopolística por la República Popular China (especialmente en el distrito minero de Bayan Obo, Mongolia interior), país que cuenta con la supremacía de estas materias primas y su tratamiento, al que se unen de manera secundaria EE UU, India, Rusia, Australia, Vietnam, Brasil y Malasia. Esta dependencia geopolítica del gigante asiático, especialmente desde que ese país limitó las exportaciones mediante un sistema de cuotas y aranceles, hace que tanto la Unión Europea como los Estados Unidos o Japón -grandes consumidores de estos productos- empiecen a inquietarse y a fomentar la investigación geológica y minera de estos recursos metálicos. De hecho, la reapertura en 2010 del yacimiento californiano de bastnasita de Mountain Pass (con cerio, lantano, neodimio y europio), que había sido cerrado en el año 2002 por falta de rentabilidad ante la competencia china, supondrá un cierto respiro para el coloso americano.

En España las campañas de búsqueda de TR se han desarrollado de manera muy superficial. Así, en Galicia se conoció la existencia de arenas monacíticas desde comienzos del pasado siglo en las rías de Vigo, Pontevedra y Arosa, y en aluviones de las provincias de Orense y Pontevedra; también se detectaron enriquecimientos de itrio en la orografía granítica de Sierra de Galiñeiro (Pontevedra), actualmente objeto de estudio. Asturias no se muestra propicia para contener esta tipología mineralógica, sólo existen afloramientos de rocas graníticas de cierto interés en la zona de Boal; también hay posibilidad remota de encontrar monacita gris en unidades geológicas del Ordovícico (formaciones Agüeira y Pizarras de Luarca) en el occidente asturiano.

Volviendo al origen del escrito, la sociedad Quantum Minería, siguiendo las prospecciones iniciadas en los años noventa por la Empresa Nacional Adaro -que estimaron unos recursos geológicos de 40.000 toneladas de óxidos de TR-, proyecta abrir una explotación en el contorno manchego comprendido entre las localidades de Torre de Juan Abad, Torrenueva y Santa Cruz de la Muela, dado que las exploraciones enmarcadas en el "proyecto Matamulas" han descubierto un yacimiento de monacita gris con altos contenidos en los codiciados neodimio, praseodimio y europio. La Mancha, popularizada mundialmente en "El Quijote", podría disponer de la primera mina europea que beneficiase Tierras Raras.

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