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Inútilmente guapo

La batalla contra el ictus de Jorge M. Reverte

Que así se titula el último libro del escritor y periodista Jorge Martínez Reverte tras el episodio más duro de su vida: un ictus. Ya me gustaría hablar del Jorge amigo y de las peripecias que corrimos por el África Negra, eso lo reservaré para los nietos en las tardes de lluvia. Para ustedes tengo algo más sustancioso, el libro "Inútilmente guapo. Mi batalla contra el ictus", de Jorge M. Reverte, y que se presentó en sociedad el pasado día 8 de la mano de su hermano Javier Reverte y el neurólogo-escritor Esteban García-Alea. Los trombos cuando les da por salir de garbeo por el torrente circulatorio acaban su viaje en un camino más estrecho y lo obstruyen. Y si la ruta del émbolo termina en la azotea, nos deleita el puñetero con un ictus. Si libras el pellejo, como Jorge, luchando, eso sí, comienzas una nueva vida. La desesperación en muchos casos suele ser tu incómoda compañera. No fue el caso de Jorge. Su arma principal fue el amor a seguir entre los suyos, familiares y muchos amigos, a seguir con la pluma en ristre y escribir el artículo, la novela o la crónica y, puestos a ello, por qué no narrar las peripecias, desde el principio al momento actual, de su ictus. Desde el fulminante disparo del francotirador embólico, el paso por la uvi, la planta de neurología y los primeros pasos por la rehabilitación, no digamos la disciplina del logopeda. Si el lector espera encontrar una retahíla de lamentaciones, se equivoca de medio a medio, en vez de ello se topará con un gotero que lleva una ampolla de animosidad, otra de sorna y pelín de guasa. Reírse sanamente de uno mismo cura, y lo bueno del libro, que su lectura ayuda a los demás. Esa fue la intención de este paciente de buen talante. Compartir y convencer a los sufridores del ictus como él, que hay estilos de lucha que ganan la batalla a lo que parecía imposible: la desgracia.

Estuvimos con Jorge y su encantadora siempre "novia" Mercedes este verano. Mirando a la mar Cantábrica desde la playa de La Espasa. No pestañeaban. Sonreía Jorge, a la mar y a la novia, y hacía guiños al infinito. Espera, musitó, aún queda cuerda para rato. Tomamos un gintonic, el suyo con una solución espesante, y me dio un consejo de enorme utilidad a la hora de tratar a los enfermos, y como estoy jubilado, lo trasmito a los que están en activo: "No sabes lo que jode que te digan lo de 'poco a poco' o ten 'paciencia'". Es preciso echarle algo de imaginación". Él se la echó contando lo suyo en su libro "Inútilmente guapo", cuenta que viene el título porque todo el mundo en las visitas le decía: "Estás guapo", a lo que respondía: "Inútilmente guapo". Te digo Jorge, que tu libro es "Útilmente guapo" y necesario.

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