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Ixuxú

Los profesionales

Lo que aporta y deja de aportar una sesión plenaria de ocho horas

La tarde del jueves, el pleno municipal duró ocho horas: de cuatro a doce. Casi nada: "la jornada de un profesional", dice por peteneras la Señora corresponsable del desvarío "mariano"?

¿Se animará el vecindario a acudir a una sesión municipal de ocho horas, sentado, como en el "Goya" en banco de madera? Ni al maestro don Mario, se le ocurriría en tiempos normales.

Los plenos serán atrayentes, presencial o por tele, cuando ofrezcan intervenciones breves, ágiles e inteligentes, no con miles de asuntos y cascada de floridos "bla, bla, blas"?

Para leer un acta de ocho horas de sesión, a cada edil hará falta un atril. Y al Secretario de plenos, plantilla de mil, entre funcionarios correctores e impresores. Y si se quiere presentar al público en asturiano, taurino y español, diez mil traductores.

Un pleno no debe ser un concurso de oratoria. Ni una galera para ediles mudos "amarrados" al banco. Ni puede interrumpir la vida ordinaria de los curules? porque que solo media docena viven profesionalmente del "oficio", y el resto vive, o de medio "momio" o solo de ayuda de dieta.

El edil Marín, muy realista y de derechas, ha puesto el dedo en la llega del enfermo? Y la médica Moriyón, se le ha "echado" al monte, como en el 37, y casi le llama haragán.

A la mañana, despejada la mente, descansados los cuerpos?, de 10 a 14, óptima jornada plenaria. Y en quince días, si falta hiciera, la otra media.

Quienes viven del "momio", no cargan; los de la dieta, una insignificancia?

No olvide el dúo Mario Moriyón, dueños de la función, la máxima de Querubín Magallaes: "Cuerpo y mente descansados, dinero valen".

¡Don Mario, recapacite, déjelos descansar!

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