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Cien líneas

Dudas

Ya saben, como en la zarzuela "El rey que rabió", el coro de la FED, encabezado por Yellen, está cantando "de esta decisión, nadie nos sacará, el perro está rabioso o no lo está".

Hoy es la gran jornada que puede acabar como el parto de los montes ya que se especula -y nunca mejor dicho- que ante la disyuntiva de subir el precio del dinero, como se había anunciado antes de la crisis China, o dejarlo como está, en niveles bajísimos, es probable que las sesudas autoridades monetarias norteamericanas opten por un incremento infinitesimal.

Hasta hace unos días nadie había contemplado esa posibilidad que suena casi a chiste porque es una forma torpe de eludir la encrucijada. Pero ahora se considera seriamente ya que cuando no se sabe qué hacer ganan los disimulos.

Vamos, una subida de 0,1250 puntos, que denominan octavillo. Ya puestos, 0,0625 puntos o, incluso, 0,0312 y así hasta el infinitésimo de Leibniz que dicen de Newton.

Los médicos se sintieron ofendidos por la zarzuela de Chapí que se reía a mandíbula batiente de sus saberes. Bueno, se reía de todo, especialmente de los Borbones, pero ya que la pusieron en un país imaginario -como ahora es común- coló. El libretista Vital Aza, asturiano y encima médico, se ceba con sus colegas. Se estrenó en 1891. En aquella sociedad estamental los galenos la recibieron como un insulto. El mundo cambió muy rápido. Treinta años después se comentaba en Oviedo con regocijo cómo algunos médicos chapados a la antigua aún la pateaban. Rarezas. Bueno, a ver qué gana hoy en todos los parqués del mundo: pitos o palmas. O la perplejidad del octavillo que a mi juicio es lo más peligroso. Quien dude, pierde.

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