Tras enfrentarse con su habitual impavidez -o acaso pachorra- a la recesión de las finanzas y la secesión de Cataluña, Mariano Rajoy vive ahora bajo la amenaza de un informe de película que podría arruinarle la carrera. Hay que ver la manía que le tienen a este hombre.

El argumento que corre por los mentideros de la Corte es de lo más cinematográfico.

En la primera escena, un grupo de empresarios quizá judaicos y algo masones se reúne en tenidas nocturnas con el propósito de impedir que Rajoy repita como candidato a las próximas elecciones. En la segunda, gentes vinculadas a los aparatos del Estado elaboran un informe que comprometería gravemente la honorabilidad del primer ministro. El desenlace final -todavía en fase de rodaje- consistiría en la publicación de ese dossier poco antes de las elecciones generales.

El plan parece haber fracasado en su propósito de apartar al candidato Rajoy que, en efecto, será el cabeza de cartel de su partido en las elecciones de diciembre. No obstante, los conspiradores aspirarían aún a rebañarle una considerable porción de votos al Presidente con la salida a la luz del tan mentado informe.

No es que le hayan echado mucha imaginación al asunto, desde luego. El nombre de "informe Pelícano" que por ahí circula viene a ser el título de cierta famosa película de intriga dirigida hace veinte años por Alan Pakula a partir de uno de los best sellers de John Grisham, el autor de "La tapadera".

Filmes aparte, el pelícano es un ave patuda que dispone de un voluminoso papo para embuchar los peces que va capturando. Esa peculiaridad lo asemejaría, se supone, a los gobernantes que usan el bolsillo de la americana para guardar los sobres que les pudieran ir allegando los empresarios encargados de corromperles.

La metáfora no está mal traída: y aún menos el peliculero argumento de intriga con el que se sazona toda esta historia. El único inconveniente residiría en que este tipo de tramas suelen encarnarlas en España Mortadelo y Filemón o, a lo sumo, Anacleto: vetusto agente secreto que estos días ha resucitado en los cines.

Será por eso que la enmarañada conspiración, en la que habrían participado políticos del PSOE y gentes poco marianas del Partido Popular con el beneplácito de algunos empresarios del Ibex-35, suena menos a intriga que a ficción. Como quiera que sea, no ha de faltar mucho para que sepamos si son ciertos o no los toros. Un diario digital de próximo estreno en las pantallas de internet -es decir: en las del ordenador, la tableta y el móvil- va a difundir el informe en su primer número, si no fallan las confidencias de los ociosos que están en el ajo.

La conspiración llega un poco tarde, como casi todo en esta España habituada a los retrasos de la Renfe. A Rajoy le han caído ya encima las toneladas de papeles de Luis Bárcenas, los escándalos de algunos de sus barones políticamente más íntimos y el bombardeo diario de ese moderno Cañón Bertha que son las televisiones insurgentes.

Salvo que el pelícano trajese en el buche un vídeo en el que se observe al Presidente contando dinero de los sobres en plan Tío Gilito, no parece que otro dossier vaya a añadir gran cosa a los daños ya causados por anteriores revelaciones. Bastante tiene ya Rajoy, ciclista grimpeur experto en escaladas y conjuras, con la pájara que las encuestas le pronostican para diciembre.