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Alberto Menéndez

Antagonismo extremo

A medida que pasan las semanas las diferencias, los enfrentamientos, entre el PSOE y Podemos en el Parlamento asturiano van en aumento. Y no se vislumbra que algo cambie en las relaciones entre ambas fuerzas políticas en los próximos meses. Ni tan siquiera parece que puedan influir en ello las elecciones generales de diciembre, pase lo que pase. Es evidente que entre estos dos partidos en Asturias hay no sólo diferencias políticas, sino también personales, sobre todo en lo que respecta a la formación que en la región lidera Daniel Ripa.

Con la derecha (PP y Foro) cada vez más enemistada con el Gobierno de Javier Fernández y a la vez más coordinada a la hora de actuar, al líder socialista sólo le quedaría la hipotética opción de buscar el agrupamiento de la izquierda (PSOE, Podemos e IU) en determinados momentos para, al menos, intentar ganar alguna votación en la Junta General y evitar así transmitir a la opinión pública la imagen de un Ejecutivo aislado e incapaz de sacar adelante propuesta alguna. Pero va a ser que no, que esa posibilidad de que la izquierda se una, aunque fuera en ocasiones contadas, es más que lejana casi nula. Por algo tan sencillo como que la dirección regional de Podemos a lo que aspira fundamentalmente es a cercar al Gobierno socialista, a ahogarle. En el debate de investidura lo dejaron claro: O Javier Fernández cede a todas las pretensiones del partido morado o el acuerdo, e incluso el diálogo entre ambas organizaciones, es imposible.

Podemos Asturias ya ha dejado patente en más de una ocasión que forma parte del sector más duro de la organización que lidera Pablo Iglesias. La influencia de la Corriente Sindical de Izquierdas es mucha. No sólo en Gijón, en donde Xixón Sí Puede se negó a llegar a un acuerdo con los socialistas dando así la Alcaldía a los casquistas de Foro, sino también en la Junta General, institución en la que su aversión al PSOE (algo connatural a la CSI) queda patente un día sí y otro también. Puede que, en Madrid, Pablo Iglesias matice en ocasiones esta antipatía hacia los socialistas. Aquí, al menos por el momento, eso no ha pasado nunca.

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