Al PP le ha salido un grano con Ciudadanos. Y en salva sea la parte, que más parece un divieso a dos meses de las elecciones generales, que en Cataluña han sido erecciones anticipadas y "coitus interruptus" de la pareja o trío secesionista. Que Podemos pinche y los de Rivera crezcan no es más que la evidencia de lo que las encuestas vienen anunciando desde hace meses: a Pablo Iglesias se le desinfla el globo y no da aire Errejón a dos carrillos para volver a hincharlo; mientras se eleva, pleno de helio y aires de fiesta, el aerostático de los moderados que desde Cataluña han dado el salto al tablero político nacional con una jugada maestra de ajedrez al modo de apertura española. Así están las cosas tras el plebiscito fallido y el recuento de las urnas: sabor agridulce para Rajoy, que ha salvado el jaque de Mas y su tropa pero a quien en el gélido diciembre que aventuran los meteorólogos el grano de Rivera se le puede convertir en bien molesto sabañón.
