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Cien líneas

Veranillos

San Miguel es el príncipe de la milicia celestial para católicos, anglicanos, ortodoxos, coptos, islámicos y mosaicos así que, tal y como está el panorama, lo más probable es que hoy se arme porque todo el mundo presupone ayudas del más allá en fecha tan señalada.

El gran deporte en las últimas semanas es bombardear a los fanáticos del Estado Islámico. El pasado fin de semana le tocó a Francia. Una cuantos misiles y de cabeza al club.

La situación es tan complicada como evidente si consideramos que el Estado Islámico no existe más que como bandera falsa. Una tinglado para mantener en regla -o sea, en guerra- una zona del máximo interés estratégico pero no precisamente por el petróleo puesto que EE UU, por ejemplo, ya es excedentario y cuando otros países caigan de la burra del fracking ya me dirán cuál será el plus del Oriente Próximo.

En todo caso, San Miguel ha fichado por Ciudadanos que si no caen de rodillas ante los dictados del Nuevo Orden Mundial pueden cambiar el desorden nacional en curso.

Repasemos. El PP de Rajoy es ceniza, Podemos paga carísimo su política sectaria y el PSOE sigue a la baja. El veranillo de San Miguel que hoy tiene sus termias infalibles -y aún insisten en el cambio climático- lleva camino de ser la primavera de Rivera y los suyos. Cantar en Barcelona a pleno pulmón lo de "yo soy español, español, español" puede llevarlos en volandas a la Moncloa.

A ver qué ocurre en las nuevas citas impepinables: la primera nevada, siempre en Difuntos -ahora Halloween- y los calores del veranillo de San Martín. Ah, y todos atentos al informe Pelícano que está a punto de desvelar cosas horribles.

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