Laureano Lourido, nuevo presidente de El Musel, dijo ayer en foro público que no le gustaba la denominación Autoridad Portuaria para la entidad cuyo rumbo ahora dirige, que prefería Puerto de Gijón. Que lo de autoridad parece término de orden y mando y que él pretendía consenso y diálogo. En sus primeros pasos, Lourido está dejando una grata impresión: discreto, sin ánimo de aspaviento, conciliador, dispuesto a sumar. Se equivoca sin embargo el nuevo presidente portuario en desdeñar la autoridad, al menos en su sentido etimológico. El derecho romano entendía por "auctoritas" una legitimación socialmente reconocida, la que ostentaban personalidades con capacidad moral para emitir opiniones cualificadas. En Roma, la "auctoritas" era la cualidad por la cual una persona se hacía merecedora del respeto de los demás a través de la experiencia. Esa autoridad al romano modo le va a hacer falta a Lourido para llevar a buen puerto una dársena en entredicho.
