La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Cien líneas

Historia

La humanidad se estremece ante los ataques de los ultrarradicales del Estado Islámico a templos y otros monumentos de incalculable valor que hay o había en Irak y Siria. Buena parte de los que, por estos pagos, se rasgan las vestiduras no establecen, sin embargo, un paralelismo elemental: ¿qué decir de los ultrarradicales progresistas que volaron la Cámara Santa de la catedral de Oviedo durante el golpe de Estado de 1934?

No tuve estómago para asistir a una de las visitas guiadas que se desplegaron el otro día a cuenta de la Noche Blanca. Además, no necesito que nadie me guíe por mi ciudad ni que los mandarines de turno me ordenen cuándo debo estar de fiesta, dónde, por qué y a cuenta de qué, entre otras cosas porque siempre es a cuenta mía y tuya, amigo lector.

En todo caso, es imprescindible recordar una vez más que el PSOE y compañía dieron un golpe de Estado en octubre de 1934 de resultas del cual Oviedo quedó totalmente destruido. En esta bendita ciudad en poco más de una semana murieron mil personas. Volaron entonces la Cámara Santa y a punto estuvieron de echar abajo la Catedral entera con el mismo odio fanático y destructivo con que los talibanes, yihadistas o como demonios haya que denominarlos atacan ahora estatuas, templos y enclaves de la cultura.

Y, atención, en las sedes del PSOE de toda España -o ya Expaña- están colgados los retratos de los líderes de ese golpe de Estado, glorificados como ejemplo a seguir.

Peor aun si cabe porque alguno tiene calle en Oviedo. El colmo de los colmos.

Conclusión: la historia se repite y precisamente quienes siempre están dando la lata con la memoria sólo se acuerdan de lo que les da la gana.

Compartir el artículo

stats