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Buen día para bombardear

Al enjambre de aviones en el espacio aéreo sirio se suma la Rusia de Putin

Si usted se propone bombardear Siria, sepa que octubre es el mes ideal gracias a la ausencia de vientos y el cielo despejado. Así lo confirma la chica del tiempo de la televisión pública rusa, que el otro día pronosticó unas condiciones climáticas "perfectas" para las operaciones que la aviación de Putin lleva a cabo en ese país. Habrá quien encuentre algo raro que la predicción del tiempo en la tele incluya las facilidades para descargar bombas en un lugar de Oriente Medio; pero se trata de un servicio público. Así lo ha entendido al menos el canal estatal Rossiya 24. Por si alguien se anima.

Tampoco es que hagan falta estímulos. El territorio sirio que ocupan los aspirantes a califas del Estado Islámico ha sido atacado ya en los últimos meses por aviones de Estados Unidos, de Gran Bretaña, de Francia, de Jordania y, ahora, de Rusia. Cada uno por diferentes razones, claro.

Los americanos, que al principio dudaban entre castigar al gánster Bachar el Asad o a los bárbaros del Califato que luchan contra el presidente sirio, han optado finalmente por darle su ración de bombas a los islamistas.

Jordania intervino, en su turno, para vengar al piloto que los califas quemaron en vivo y casi en directo. Más contenidos, los británicos se limitaron a enviar un avión no tripulado para acabar con un par de yihadistas del Reino Unido que constituían una amenaza para su país, según el premier Cameron. Francia invocó el derecho a la legítima defensa para justificar la rociada de bombas que deja caer sobre Siria desde finales del pasado mes.

A todo este enjambre de bombarderos se ha sumado la Rusia de Putin. Los rusos van más a bulto y no solo atacan a las acémilas del Estado Islámico, sino que reparten las bombas entre todos los grupos de oposición al régimen de El Asad. Lo hacen porque también son terroristas, a juicio de Putin, aunque los malpensados se malicien que en realidad están acudiendo en socorro de su aliado en Siria, casi tan bruto que sus enemigos a la hora de masacrar al pueblo. Sería de esperar que tan grande concentración de máquinas de guerra hubiese acabado ya a estas alturas con la guerrilla de Alá alimentada por el petróleo; pero va a ser que no. Los animosos militantes del EI que aspiran a restaurar el califato en Siria e Irak resisten y aún les queda tiempo para reventar con su propia dinamita las ruinas de Palmira.

Resultados aparte, lo que los islamistas sí han conseguido es popularizar el viejo concepto de turismo bélico. Los inventores fueron los norteamericanos. Les bastaba con pasear un par de buques bien artillados por las costas de cualquier país insurrecto para cargarse de razones, convirtiendo a los aguerridos marines en turistas en viaje de grupo.

Esa frivolización de la guerra ha alcanzado ahora su cénit con la locutora de la televisión rusa que informa sobre los favorables pronósticos del tiempo para un buen bombardeo en Siria. A ver quién es el próximo que se apunta.

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